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Croacia no duerme

Los aficionados croatas festejan la clasificación para la final del Mundial en las calles de su país.

Los aficionados croatas festejan la clasificación para la final del Mundial en las calles de su país. / str / efe

Croacia está hinchada de orgullo por sus héroes mundialistas: desde los funcionarios del país, que mantuvieron una reunión de gabinete con la camiseta de la selección, hasta un ex dirigente futbolístico condenado y fugado, celebraron el éxito del conjunto dirigido por Zlatko Dalic, en un país que, literalmente, no durmió.

"En estos momentos, Croacia es una locura", sintetizó el capitán Luka Modric, estrella del equipo que ya superó a la brillante generación que logró el tercer puesto en Francia en 1998.

Dalic, como símbolo de la unidad de un país de cuatro millones de habitantes detrás de un equipo de fútbol, salió enfundado con la camiseta de la selección, la misma que se vio hasta la madrugada por las calles de Zagreb, Split o Dubrovnik.

"Estamos buscando el oro", publicó el tabloide 24sata, para expresar la impresionante fiesta popular, con cantos, bailes y caravanas interminables de miles de personas.

El domingo irán a atrapar ese oro en el estadio Luzhniki de Moscú, cuando se midan ante Francia en la final, en busca de una revancha a aquella semifinal perdida en 1998.

"En Croacia, todo el mundo recuerda ese partido en Francia", dijo Dalic. "Tal vez Dios nos ha dado la oportunidad de corregir ese resultado".

El portero Danijel Subasic, que ante Inglaterra no necesitó convertirse en héroe en la tanda de penales como había sido ante Dinamarca y ante Rusia, sintetizó ese sentimiento que cruza entre jugadores e hinchas. "Somos ardientes, no somos normales. Hemos hecho historia", dijo Subasic. "Croacia está en llamas, pero aún no nos hemos quemado. Todavía tenemos fuerza".

Ni siquiera tres partidos con prórroga pudieron frenar a Croacia. "Lo que hicimos por nuestro país es fantástico", dijo el entrenador con los ojos al borde de las lágrimas. "Quería hacer cambios, pero nadie quería ser sustituido. Dos jugadores terminaron en una pierna. Estoy muy orgulloso, nadie se rindió", completó Dalic.

Su asistente, el ex internacional Ivica Olic, coincidió en el orgullo, aunque dejó en claro que nada ha terminado: "Nuestro sueño continúa".

Ni hablar de Modric, el cerebro del equipo, que también expresó su satisfacción por una clasificación histórica. "Estuvimos fenomenales. Siempre creímos que remontaríamos. Será una noche para recordar, creo que nos lo merecemos. Nos dio un ánimo increíble", resaltó el madridista, que aún a miles de kilómetros de Zagreb sabía lo que sucedía en Croacia. "Allá nadie dormirá".

No le faltó razón, porque la fiesta fue interminable. Banderas, fuegos artificiales y mucho baile se unieron para que el país viviera un acontecimiento casi único.

Y algunas reacciones así lo demostraron. El gabinete al completo del primer ministro Andrej Plenkovic se dejó fotografiar en Zagreb con las camisetas de cuadros rojos y blancos del equipo nacional. "¡No habían visto nunca una reunión de ministros así!", tituló el popular diario Jutarnji list. Incluso el embajador británico en Croacia, Andrew Dalgleish, se mostró con una camiseta de la selección balcánica.

La celebración de un pequeño país, de tan sólo 4 millones de habitantes, pero que en despliegue de energía no tiene nada que envidiar a otros festejos.

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