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Croacia reescribe su historia

  • Mandzukic, en la segunda parte de la prórroga, materializó con su gol la remontada y el pase a la final

Croacia se clasificó por primera vez en su historia para la final de un Mundial al vencer a Inglaterra en la prórroga por 2-1 y luchará ante Francia, que hace 20 años la apeó de la lucha por la corona, por el título de Rusia 2018.

La generación de 1998, con Suker a la cabeza, fue siempre la medida de todo en Croacia durante las últimas dos décadas, pero aquel tercer puesto del Mundial de Francia quedará en el recuerdo. Lo que marcará de ahora en adelante el futuro del fútbol croata son los Modric, Rakitic, Mandzukic y compañía.

Se trata de un éxito gigante de Croacia, un país de poco más de cuatro millones de habitantes que ahora se unirá de nuevo para afrontar el reto de medirse con la Francia de Griezmann y Mbappe.

Inglaterra, por su parte, se quedó a las puertas de volver a una final. Cierto es que Rusia 2018 le valió para espantar muchos fantasmas, pero el título de 1966 seguirá siendo el único momento glorioso para el país que se vanagloria de haber inventado el fútbol.

Así, por historia y tradición, el conjunto británico partía como favorito por esa ventaja intangible que da el escudo y la camiseta. Pero volvió a tropezar ante una selección más que seria. Inglaterra se va de Rusia habiendo ganado a Panamá, Túnez y Suecia. No pudo con Bélgica ni Colombia -la tumbó en los penaltis- ni con la Croacia de Zlatko Dalic, que fue capaz de reponerse del cansancio de dos prórrogas (con penaltis incluidos) ante Dinamarca y Rusia, y muchos kilómetros en las piernas. Y enfrente estaba una Inglaterra que tiene balas como Sterling, Dele Alli o Lingard.

También tiene a Trippier. El lateral del Tottenham abrió el marcador nada más empezar el choque tras aprovechar una falta de Modric sobre Dele Alli: superó la barrera y colocó la pelota donde no llegó Subasic, si bien dio la impresión que el meta no se estiró todo lo que podía. Fue el duodécimo gol de Inglaterra y el noveno a balón parado. ¿Ganar a través de la posesión? Así fue en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, pero no en Rusia 2018, un Mundial dominado por el orden y las estrategias.

Inglaterra sólo se acercó una vez más con peligro en la primera mitad, agarrada a ese fútbol pragmático: un mano a mano desperdiciado por Kane, que tampoco acertó en el rebote.

Muy cómodos con su defensa de cinco, Inglaterra era una pared para Croacia. El descanso llegó y Pickford apenas había hecho una parada a un tiro muy blando de Rebic. Pero alguien le debió dar la brújula a Modric en el descanso, porque fue otro en la segunda parte. Y Croacia también. Walker salvó literalmente con sus partes nobles el 1-1, pero después vio a Perisic ganándole la posición para poner el empate.

No se habían recuperado del susto lo ingleses cuando Perisic mandó un zurdazo al palo que hizo tambalear hasta el London Bridge. El asedio croata no encontró el premio del segundo tanto y el partido se fue a la prórroga, en la que Vrsaljko salvó a su equipo al desviar bajo la línea un cabezazo de Stones. Ya en el minuto 105, Pickford evitó la diana de Mandzukic.

Pero el delantero de la Juventus tenía guardado en su bota izquierda el gol más importante de la corta historia de Croacia. El gol que la reescribe. Tras un remate de cabeza de Perisic, Mandzukic aprovechó el despiste de la defensa y batió a Pickford para frustrar a Inglaterra y llenar de ilusión a su país.

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