En Alhaurín de la Torre, territorio feliz para el Costa del Sol porque en las tablas de El Limón conquistó el primer título de su historia, la Copa de 2020, el equipo malagueño jugaba un partido clave para enfocar objetivos esta temporada. Parece quimérico ganar un título de Liga a pulso con los grandes españoles, sí es más factible una competición corta. Pero hay esa ilusión de seguir haciendo cosquillas al menos. Llegaba el Rocasa Gran Canaria, parte de la bicefalia que junto al Bera Bera ha dominado en la última década el balonmano patrio. E impuso su brazo de hierro para endosar un abultado 27-39 a las malagueñas. Un resultado que debe llevar a la reflexión. El naufragio de la segunda mitad fue bastante duro.

El contraste es que el Costa del Sol jugó 20 minutos de arranque primorosos, con mucha efectividad cara a la portería rival, con buenas defensas que conducían a goles en distintas oleadas. Dominio de tres goles y sensación de mirar a los ojos a las canarias. Una exclusión de Sole López, cuatro goles en 15 minutos, propició que del 10-7 se pasara al 10-10, pero no perdía el mando el Costa, serio hasta entonces.

Otra exclusión costera empezaba a desequilibrar y del 14-12 se pasaba al 14-16. Algunos problemas en la sincronización en los cambios no ayudaban. La brasileña Talita Alves aún está aterrizando y se le veía perdida en circulaciones o recuperaciones defensivas. La carencia de lanzadoras exteriores penalizaba. En el bando contrario estaba el terrible brazo zurdo de la croata Pavlovic, que perforaba la defensa malagueña desde nueve metros, un arma de la que carece el Costa. El remate de un gol desde campo rival porque no hacer bien el cambio cuando el primer tiempo tiempo agonizaba era un palo duro (14-16). Psicológicamente, se había dominado 28 minutos y se perdía por dos. Costaba digerirlo.

La reanudación siguió la tónica, el partido se había volteado por completo. Pavlovic rajaba la defensa con sus bombazos y el Costa no culminaba porque la eterna Silvia Navarro se iba agigantando. Le sacó balones a Doiro y Arderius de mucho nivel. Y Suso Gallardo se veía obligado a pedir tiempo muerto ya en el minuto 37, con 16-22 adverso. El fondo de banquillo del Costa del Sol es escaso con las lesiones graves de María Pérez y Rocío Rojas. Con la exigente temporada que viene, con desgaste también para varias internacionales, aguantar a las mejores es complicado. El Rocasa acabó aplicando un severo correctivo al Costa del Sol en el que las orgullosas hermanas López peleaban hasta el final, pero la distancia llegó a ser de 14 goles.

Con un calendario complicadísimo de arranque que le ha dejado en zona baja, es momento para estudiar soluciones. El equipo demostró en la primera mitad que puede jugar al nivel de las mejores, como ya hizo en San Sebastián la semana anterior, pero el hundimiento posterior es un síntoma preocupante. Ya se salió al mercado para fichar a Alves, pero igual hay que repetir porque el aviso que dio el Rocasa fue evidente.