málaga cf | zaragoza · EL RIVAL

Demasiada tralla a cuestas

  • El equipo paga su fractura económica y social tras años jugando con fuego · Los jugadores han perdido la fe · La situación no es peor aún gracias al portero Roberto

Parece que esta campaña el descenso del Zaragoza ya no tiene remedio. Tres años jugando con fuego son muchos para un club fracturado económica y socialmente. El rendimiento del equipo maño no es sino el reflejo de su quiebra. Este mercado de invierno se volvió a apelar al milagro de los dos años anteriores, pero no está surtiendo efecto. Trasciende a los nuevos bomberos (Manolo Jiménez, Apoño, Aranda, Dujmovic). El exdirigente Luis Yáñez lo reconocía como uno de sus antiequipos por su filosofía de irrealidad: vivir el presente a tutiplén sin importar el gasto acumulado. Los errores históricos están a punto de bajarle el pulgar.

sin balón

Manolo Jiménez apenas ha podido cambiar la cara cenicienta del conjunto dirigido por Javier Aguirre. Ahora de un domingo a otro inventa y prueba alternativas con las que aliviar a los suyos. El desgaste mental del grupo se nota en esta faceta del juego. Las líneas no comparecen juntas, el Zaragoza se parte con facilidad. Así que una rápida transición ofensiva o los balones largos hacen daño, más a centrales que no tienen en la velocidad su mayor virtud. Apoño, hoy no está, intenta hacer de todo en la medular; Dujmovic no está teniendo el protagonismo que se le reservaba, Rubén Micael es guadianesco. En suma, la añoranza a Ponzio, que se marchó a River en diciembre a petición propia, es total.

con balón

Jiménez procura que lleguen muchos hombres al ataque. Con interiores alternando la banda y el centro (para permitir el desdoble de los laterales), ha alternado entre los dos delanteros y uno solo. A rachas, hacen cosas buenas aunque adolecen de definición.

lo mejor

La gran labor de Roberto. Sin sus paradas, el Zaragoza vería más lejos aún sus remotas opciones de salvación. Se está resarciendo de un año aciago en el Benfica.

lo peor

El equipo carece de referentes en la cancha. Las ventas de Ander y Gabi, así como la marcha de Ponzio, dejaron al Zaragoza sin alma.

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