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Emplazados al Camp Nou

  • Celta y Barcelona empatan y dejan la eliminatoria abierta para la vuelta

  • Arnáiz adelantó a los azulgranas y Pione Sisto igualó para los gallegos

Celta y Barcelona aplazaron hasta la próxima semana en el Camp Nou el desenlace de la eliminatoria de los octavos de final de la Copa del Rey después de empatar en Balaídos en un encuentro en el que el conjunto catalán, con muchas novedades en su equipo titular, sólo fue superior en la segunda mitad.

Salió el Celta sin complejos, con Lobotka como brújula, presto para robarle el balón al Barcelona y marcar el ritmo de partido. Intuyó que sólo con velocidad podría cuartear la defensa del equipo menos goleado de la Liga, y lo intentó nada más comenzar con una triangulación que no culminó Iago Aspas porque Semedo estuvo rápido.

Tiró el Barcelona de paciencia. No se alteró ante el empuje gallego. Sin sus clásicas combinaciones electrizantes, lanzó un primer aviso con un desdoblamiento de Semedo por la banda derecha que finalizó con un cabezazo forzado de Andre Gomes. Poco después, tuvo su recompensa: gol de José Arnáiz en un contragolpe de área a área, con el Celta descolocado.

Ese gol desajustó el ritmo del Celta, que perdió el control de la pelota y una marcha de su ritmo inicial. Pero se recompuso. Y volvió a asomar sobre la portería de Cillessen. Sisto, Aspas, Jozabed y Maxi Gómez diseñaron una jugada con tiralíneas, en la que, pase a pase, hubo un primer remate al travesaño de Aspas y acto seguido un cañonazo lateral de Sisto que se convirtió en el gol de empate. No hubo muchas más ocasiones en los últimos diez minutos de la primera parte, salvo un tiro lejano de Wass para el Celta

El tiempo de descanso activó definitivamente al equipo de Valverde. Se apoderó del partido, imprimió un ritmo alto, y con su presión y empuje aprisionó al Celta. Creó tres buenas ocasiones en apenas cinco minutos: un cabezazo en plancha de Arnáiz, un error claro de Denis Suárez al rematar solo ante Sergio un centro lateral de Semedo y un latigazo de Busquets que desvió el travesaño.

El Celta acusó el cansancio, desbordado, además, por los movimientos de los jugadores de ataque del Barcelona. Se percató de ese momento crítico el entrenador local, que refrescó su equipo con Brais Méndez y Emre Mor. Y algo avivó al equipo gallego. Después de veinticinco minutos sin acercarse al área visitante, Emre Mor se aproximó dos veces con peligro. En la primera dudó en el momento del tiro, en la segunda rozó el gol tras asociarse con Aspas.

Se acaloró bajo la lluvia el tramo final del partido, con disparos de Dembele o Rakitic para plasmar el dominio del conjunto de Valverde, con tiros peligrosos de Maxi Gómez y Aspas cuando el Celta volvió ser a un equipo atrevido, y con un intento final de Sergi Roberto para romper el empate con el que concluyó el primer acto.

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