Quizá la mejor forma de definir el choque de hoy, último contra penúltimo, sea imaginar una cornisa en la que ambos se ven de frente y caminan para encontrarse. Es tan estrecho el margen que los dos no caben. Un tropiezo llevaría al precipicio, un triunfo permitiría agarrarse a la pared, la igualada dejaría a ambos aún haciendo equilibrismos. Demasiado en juego para lo poco que ha corrido todavía la competición.

Obviamente, las necesidades no serían tantas si los dos equipos hubieran resuelto mejor las siete jornadas precedentes. Pero eso ya es pasado, oscuro además. Como lo que Valverde y Muñiz buscan es luz al final del túnel, ambos se han propuesto dejar atrás tantos sinsabores. Curiosamente, los dos entrenadores lamentan una sintomatología parecida: su equipo juega bien pero no termina de finalizar y, a la inversa, cualquier acercamiento rival suele convertirse en gol en contra.

Por tanto, la situación elude el favoritismo que se le presuponía al Villarreal. Mirando plantilla e historia reciente, pocos evitarían poner el 1 en la quiniela. Sin embargo, llegados a este punto de incertidumbre y nervios, cualquier signo se hace probable. De hecho, el componente emocional le da cierta chance a los blanquiazules, ya que ellos fueron programados para convivir con el sufrimiento durante la temporada, mientras que el Villarreal se predisponía a afrontar otra campaña en las alturas. Además, no hace ni 24 horas que la Lazio de Eliseu asestó otra puñalada europea a los amarillos, que cayeron en la prolongación contra diez hombres.

No obstante, hay otro factor que compensa la balanza. Mientras Valverde maneja una plantilla de largo recorrido (pese a las bajas obligadas de Ibagaza, Pires y Gonzalo Rodríguez), Muñiz ha tenido que viajar sin Duda y reza por que Apoño aguante sano los 90 minutos. Precisamente ambos fueron los grandes protagonistas de la grandiosa victoria conquistada en El Madrigal en el último precedente (hace tan sólo seis meses de aquello). Hoy se postulan nuevos candidatos a ser héroes. El movimiento en la convocatoria (20 citados) también se trasladará a la alineación: Stepanov volverá a la zaga por obligación (Iban Cuadrado se quedó en casa por culpa de un golpe en una rodilla y Helder arrastra una sobrecarga), Obinna hará de Duda y Edinho atisbará continuidad en la punta del ataque.

Son las balas de Muñiz en un once que, junto al propuesto para jugar contra el Racing, seguramente sea el más ofensivo de la temporada. Las bajas y la delicada situación llevan al asturiano a esa propuesta, la que se espera que al fin derive en ese golpe de efecto que tanto necesita el equipo.