La nueva selección de Julen Lopetegui sigue ofreciendo motivos para creer en el proyecto, aunque para culminar su resurrección deberá corregir ciertos defectos advertidos en el empate ante Italia. A continuación se ofrecen diez claves, cinco luces y cinco sombras, para un equipo que mañana se jugará en Albania el liderato del Grupo G de clasificación para el Mundial.

Su posesión de balón durante la primera parte se acercó al 80 % en campo italiano. Durante muchos tramos dominó a su rival con combinaciones que recordaron a la selección campeona del mundo y de Europa.

Tanto Iniesta como Silva volvieron a evidenciar que son piezas básicas y los mejores argumentos españoles cuando están en forma.

La selección española volvió a repetir un dibujo que incluye a un delantero centro con tres interiores por detrás y Koke ayudando a Sergio Busquets en el eje.

Lopetegui insiste en abrir el juego por las alas y las llegadas de los laterales son constantes, más allá de la fortuna en los centros.

La buena ubicación de los futbolistas permite a la selección recuperar pronto el balón y volver a distribuirlo, una diferencia respecto a lo observado años atrás.

Es un viejo defecto de la selección que se perpetúa. Su caudal de juego no se corresponde con las oportunidades. Buffon pasó una noche relativamente tranquila y el gol español llegó por un clamoroso error del meta.

España se agarra a Iniesta y Silva, pero cuando éstos desaparecen el equipo se cae y pierde el control del partido en el centro.

Italia acorraló a España en los últimos 15 minutos con poco. Al la selección le faltó personalidad para bajar el balón y defenderse con la posesión, como antaño hacía la España de Xavi y Xabi Alonso.

Un nuevo error del capitán provocó el empate final por un penalti cometido. La selección necesita la mejor versión del central madridista.

Lopetegui es conservador con los cambios. Tardó en frenar el bombardeo aéreo de Italia y hacer lo posible por recuperar el control.