Carlos Cabezas guió con mano firme el estreno victorioso, en la prórroga, del Khimki ruso en la Euroliga, ante un Real Madrid en el que la gran actuación de Darjus Lavrinovic no fue suficiente.
Con Lavrinovic y Cabezas tirando del carro de sus respectivos equipos, la alternancia en el marcador fue la tónica habitual del último cuarto, hasta el punto de que al final del tiempo reglamentario hubo que recurrir a la prórroga.
El Khimki se aferró al gran partido de Cabezas en el tiempo extra y al final alcanzó la victoria en su estreno en la máxima competición europea de clubes.
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