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Fiesta en el tenis

  • Melbourne vivirá una nueva edición del duelo entre Nadal, que ganó en cuatro sets a Berdych, y Federer

Fiesta en el tenis, que vivirá mañana la vigésima séptima edición de uno de los grandes duelos de la historia, un Rafael Nadal versus Roger Federer que le dará al ganador el pase a la final del Abierto de Australia. El español se impuso ayer 6-7 (5-7), 7-6 (8-6), 6-4 y 6-3 al checo Tomas Berdych en una noche en la que el español mostró más corazón y fuerza mental que tenis. Horas antes, Federer había batido 6-4, 6-3 y 6-2 al argentino Juan Martín del Potro en una verdadera exhibición del suizo.

El británico Andy Murray ante el japonés Kei Nishikori y el serbio Novak Djokovic frente al español David Ferrer buscarán hoy los otros dos puestos en semifinales.

"Me encantaría jugar con Rafa en semifinales", había dicho Federer horas antes de que se confirmara la reedición del gran clásico del tenis mundial. Tres años atrás ambos se midieron en una épica final en Australia ganada por el español. "Aquello fue inolvidable, probablemente un partido en el que antes de empezar no pensaba que tendría oportunidades de ganar", dijo Nadal tras la batalla de cuatro horas y 16 minutos con el checo. Exactamente a la medianoche, el español terminó el partido apretando el puño, gritando y saltando como si hubiera ganado el título.

Comprensible, porque Nadal sufrió al extremo ante Berdych, en buena parte por mérito del checo, pero también por inconsistencias en su juego, especialmente con la derecha.

El primer set fue un lujo, una descarga de miles de voltios de tenis potente y rivales en estado de ebullición. Mazazos planos de Berdych y despliegue físico de Nadal. Lo disfrutó el público y lo sufrió el juez de silla, el brasileño Carlos Bernardes, objeto de la ira del español.

Berdych dispuso de tres puntos de set con Nadal sacando (5-6). El español salvó el primero, pero en el siguiente, con 15-40, juega uno de los mejores puntos de su vida, un intercambio a pura potencia de 29 golpes en el que Berdych tuvo ventaja posicional al menos cuatro veces y no se atrevió a atacar. Cuando lo hizo, el balear lo pasó a contrapié con una derecha cruzada. La manga desembocó en un tie break.

Allí Nadal tomó ventaja por 5-3, pero terminó quedando con un punto de set en contra. Una bola al fondo del checo, aparentemente mala, fue reclamada tardíamente por el español, que siguió el punto en vez de detenerlo. Bernardes no aceptó el pedido de entrada en acción del ojo de halcón. Y Nadal explotó. "Te digo algo, Carlos, no aciertas una", gritaba mientras caminaba hacia atrás sin dejar de hablar. En el punto siguiente, Nadal perdió el set y su enojo hacia Bernardes se multiplicó. "Tú aquí no estás de espectador, y esa bola sabes que ha sido mala", le espetó al juez. "Sí, pero tú sabes el procedimiento", le respondió el brasileño.

El segundo set fue también eléctrico. Nadal se adelantó 5-3, aunque Berdych se recuperó y hubo muerte súbita, donde el español salvó un punto para que Berdych ganara la manga. "Ese set fue la clave del partido", dijo un autocrítico Nadal, que se llevó el parcial.

El tercer set vio ya bajar el nivel, con errores inexplicables de Berdych. Iban tres horas y 19 minutos de juego cuando Nadal selló el 6-4. El español comenzó la cuarta manga quebrando con un passing a la carrera. Tenía un pie y medio en semifinales, y Berdych, que volvió a tener sus oportunidades, no sería quien lo impidiera. No, el checo sumó su décima derrota consecutiva ante Nadal. Mañana será otra historia.

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