En la idea de construcción de plantilla del Unicaja 2011/12 había una referencia a la cual rodear de manera adecuada para potenciar sus cualidades. Se había ganado los honores con dos campañas en las que ha corroborado, quizá hasta superado, las mejores expectativas que se manejaban cuando se le firmó con un ambicioso contrato en el verano de 2009. Otras apuestas de ese estío no salieron bien, pero sí la de Joel Freeland, que en estos días prepara con Gran Bretaña su participación en el Europeo de Lituania. Justamente, ayer descansó en el partido que su selección jugó contra Nigeria.

Freeland ha comentado públicamente y en privado su especial motivación con el evento en tierras bálticas. El año anterior de los Juegos Olímpicos que celebrará la capital de su país, se pretende dar una buena imagen y coger impulso para la cita. Jugará Luol Deng, una de las figuras de los Bulls. Y hay un bloque con jugadores que pueblan equipos de buenas ligas europeas. Serán rivales de España, por cierto, en el grupo inicial.

La motivación del ala-pívot inglés con el torneo es máxima. Se medirá a la élite europea y a numerosos pívots de calibre NBA, la competición a la que anhela ir, pero a su debido tiempo. Su contrato acaba el próximo verano (2012), pero el Unicaja tiene cláusulas para extender la vinculación hasta 2014. Eso sí, las cantidades en la cláusula de salida para cruzar el charco van descendiendo. De los dos millones actuales se baja hasta menos del kilo.

El Unicaja y el representante del jugador, Falo Calvo, conversaron en los meses finales de la pasada temporada sobre la posibilidad de revisar el contrato de Freeland. Implicaría un aumento de sueldo y, al mismo tiempo, de la cláusula. El inglés, tras las salidas de McIntyre y Printezis, los fichajes de perfil menos conocido y el aumento programado en el vínculo firmado en su día, se situará entre los mejores pagados del plantel.

No hubo una negociación propiamente dicha entre Calvo, asiduo en los partidos de Euroliga en el Palacio, y la cúpula del Unicaja, sino un intercambio de impresiones. Los dos millones de cláusula disuadieron al Barcelona de acometer el fichaje de Freeland, jugador que gusta mucho a Chichi Creus. Y la coyuntura económica frenó un peligro que hubiera aliviado las arcas del club pero que hubiera descapitalizado de manera peligrosa una plantilla. Pero ambas partes han quedado para hablar tras el Europeo de Lituania, en el que Freeland ambiciona medirse y probar su calidad ante los mejores pívots del continente.