Euroliga

Impotencia absoluta (68-91)

  • El Montepaschi minimiza la autoestima del Unicaja endosándole otra paliza que le expulsa de Europa. Un rival muy superior extiende la racha de derrotas a cinco y el margen se va acortando.

La confluencia entre el mejor equipo que, a mes de febrero, ha pasado por Málaga (al nivel del inflado Madrid de Rudy y el capado CSKA sin Kirilenko), y el peor Unicaja de la temporada propició lo inevitable, una paliza, otra más, y el adiós virtual, casi real, a la Euroliga. La edición 2011/12 ha muerto para el equipo de Chus Mateo, quedan tres partidos como banco de prueba, tristísimamente. El ciclón toscano que arrasó Madrid la pasada semana se trasladó a Málaga previo retiro tranquilo en Venecia, donde el Montepaschi perdió el fin de semana. Allí cogió energías  y propició la peor derrota histórica en casa en esta competición (68-91) del Unicaja. Ante los ojos del factótum de la Euroliga, Jordi Bertomeu, que nunca es un buen plato agradable.

El ejercicio de impotencia se prolonga y el Unicaja ya no se acuerda de qué se siente cuando se gana. No se puede hablar de ridículo, sí de bochorno, cuando se contempla tal diferencia de nivel físico, técnico y táctico entre dos equipos de la supuesta élite europea, que el Unicaja ve ahí cerca, como el niño recluido en casa al que no le dejan salir.

A Chus Mateo se le ha caído el equipo y ayer no era el día más indicado para levantarse. Muerta la Euroliga, toca pensar en llegar a punto a la Copa, un momento de efervescencia para cambiar la tendencia. Pero antes hay que llenar el depósito con alguna victoria. Lo peor es la desesperación evidente de Fitch o Valters, quizá los jugadores más señalados ayer por el demoledor perímetro sienés, soberbio, como su juego interior. Otra cosa.

Un 7-0 de parcial inicial, con dos buenos ataques por medio en los que Zoric asistió a Darden y Darden a Freeland para crear ventaja prometían algo bueno. Pero el Montepaschi rápidamente quitó la idea de la cabeza de un triunfo, de un Carpena más infantil (por presencia de niños) que nunca. McCalebb arrancó la moto y se alió con Thornton y Andersen para generar un parcial de 2-17 que dejó las cosas claras, recordó lo que había. Quizá ni el Unicaja superlativo que combatió contra el Madrid podía hacer mucho más, pero lo cierto es que el Montepaschi minimizó al Unicaja hasta extremos difícilmente digeribles.

El equipo italiano asfixiaba al bloque de Chus Mateo. Los bases tenían problemas para subir la bola, constantes 2x1. Y ya en estático, el Montepaschi desplazaba a ocho metros el ataque cajista. No había manera, sólo Darden (10 puntos en el primer cuarto) encontraba grietas en la maraña italiana, en un poderoso duelo con Moss del que sacaba ventaja. Sólo entonces.

Si a alguien retrataba la defensa del Montepaschi era a Valters, superado absolutamente en los dos lados de la pista. Incapaz de generar ventaja, ni siquiera de tirar. Y el habitual boquete negro en defensa. Perdió un balón que debía ser el último tiro del cuarto y McCalebb apuñalaba (19-27).

El Montepaschi castigaba los errores atacantes malagueños con canasta vertiginosa y la presión aumentaba. El error costaba dos puntos. Y así el Montepaschi labraba su ventaja. En estático, delicioso movimiento de balón, rápido, ágil, con la versatilidad que permite lucir a dos piezas de 2.10 metros, Lavrinovic y Andersen, con un rango de tiro de siete metros. Imparable. Una llamarada de Garbajosa, algún arrebato, pero poco más.

La diferencia crecía (35-50), aunque el Unicaja amortiguaba al descanso. El Montepaschi no anotó en los dos últimos minutos, pero los locales no eran capaces de aprovechar tres secuencias de tiros libres seguidas, con técnica a Pianigiani por medio. Darden dejaba la renta en los psicológicos 10 puntos.   (40-50).

Mejoró su actividad defensiva tras el descanso el Unicaja y empezó a combatir con más armas el Montepaschi. McCalebb había dejado el timón del partido solo y Rowland lo cogió en algún momento, marcando una buena línea de intensidad que seguía el resto. Pero el Unicaja se empeñaba en complicarse. Primero, Fitch se ganó una técnica tras cometer su cuarta falta personal. Ha traspasado la frontera de no aportar lo que se espera de él a ser dañino para el equipo, a restar más que sumar. Y es un problema gordo. No sobra talento ni generación de juego por el desborde en el exterior y el mejor Fitch dispone de ambas virtudes. Pero el peor perjudica a un Unicaja que ha mudado la piel curtida de los primeros meses y ahora es permeable y no retiene la dureza necesaria para sobreponerse a los malos momentos.

Tuvo la última oportunidad de engancharse al partido el Unicaja después. Con 57-65 realizó tres buenas defensas, pero malgastó las tres bolas, dos de ellas en transición, con malas decisiones. El transitorio bloqueo del Montepaschi fue desecho con un parcial de 0-6 para acabar el cuarto, con Valters ahí perpetrando su peor partido del año, y romper definitivamente el equilibrio. Ahí murió el Unicaja, murió la Euroliga 2011/12 de manera virtual. Mateo dispuso después una zona 2-3 con Sinanovic en el medio, pero el bosnio duró esta vez dos minutos en pista, poco hay que reprocharle. El experimento fue abortado rápidamente.

Los ligeros pitos en algún tiempo muerto y el murmullo final denota que algo serio comienza a ocurrir. Cinco derrotas, cuatro de ellas por más de 10 puntos, agotan la paciencia.

Ficha Técnica

Resultado: UNICAJA, 68 - MONTEPASCHI SIENA, 91.

Equipos

Unicaja: Rowland (11), Darden (13), Freeland (14), Zoric (11), Fitch (6) --quinteto inicial--, Peric (4), Garbajosa (5), Lima (-), Sinanovic (-), Rodríguez (4), Abrines (), Valters (-).

Montespachi Siena: McCalebb (13), Thornton (13), Moss (20), Stonerook (-), Andersen (15) --quinteto inicial--, Zisis (2), Rakocevic (8), Ress (-), Michelori (-), Aradori (-), Lavrinovic (18), Carraretto (2).

Parciales: 19-27, 21-23, 17-21, 11-20. 

Árbitros: Grzegorz Ziemblicki (Polonia), Matej Boltauzer (Eslovenia) y Fernando Rocha (Portugal). Eliminaron a Fitch (Unicaja). 

Pabellón: Martín Carpena. 9.500 espectadores.

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