Olimpismo l Vancouver 2010

Los Juegos Olímpicos duelen

  • Las innumerables caídas están demostrando que para triunfar hay que sufrir

Los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010 están demostrando que para triunfar hay que sufrir. La sueca Anja Pärson obtuvo el jueves una medalla de bronce en la supercombinada alpina a pesar de sufrir un hematoma en su pierna y una fuerte contusión en la espalda tras una brutal caída en el descenso el día anterior.

La estadounidense Lindsey Vonn desafía a una lesión en la espinilla. Ha ganado ya el oro en el descenso, compitió sin éxito en la supercombinada y hoy buscará otra presea dorada en el supergigante, donde es favorita. Todo ello pese al dolor. "Me está matando", admitió.

La eslovena Petra Majdic logró el bronce en el sprint de esquí de fondo con cuatro costillas fracturadas y una rotura en la membrana que recubre los pulmones tras una caída mientras preparaba la competición.

Dos esquiadoras de descenso acabaron con serias lesiones de rodilla y ocho parejas de bob se estrellaron en el canal de hielo de Whistler, donde murió el luger georgiano Nodar Kumaritashvili.

Y la española Queralt Castellet pasó la noche en observación tras un fuerte golpe en la cabeza en un entrenamiento del halfpipe, espectacular y peligrosa especialidad del snowboard.

No extraña pues que dirigentes como el director general del Comité Olímpico de Alemania, Michael Vesper, se cuestionen el lema de los Juegos, citius, altius, fortius (más rápido, más alto, más fuerte). "Tenemos que huir de ese principio y regresar a las ideas básicas del deporte", dijo Vesper en la televisión de su país.

"Sólo podemos empezar ese proceso si todos nos unimos. No es sólo una cuestión del deporte y de sus responsables, sino también del público, que está interesado en ver más récords", señaló.

La Federación Internacional de Esquí (FIS) pulió para la supercombinada del jueves el salto final que en el descenso femenino del miércoles provocó tantos problemas, sobre todo a Pärson y a la suiza Dominique Gisin.

"Es una pista más larga que la que las chicas acostumbran a hacer y es un reto. El motivo de tanta caída es que las piernas están exhaustas al final, hay un mayor nivel de fatiga", explicó la canadiense Emily Brydon, especialista en descenso.

Pärson, por su parte, asumió con la normalidad de lo habitual sus dolores. "No se trata de esquiar rápido, sino de no estar lesionada. Más del 50% de nosotras tiene problemas", señaló.

Para muchos, el sueño olímpico es simplemente demasiado tentador. Al parecer, Kumaritashvili tenía miedo a la pista de Whistler, pero aún así se lanzó a casi 145 kilómetros por hora antes de morir; y Majdic compitió pese al inmenso dolor y contra las recomendaciones de los médicos, pero animada por un psicólogo. "Creo que los eslovenos pensarán que soy más que una heroína, sobre todo cuando sepan las lesiones que tengo", dijo. "No es una medalla de bronce, sino una de oro con unos pocos diamantes. El deseo era tan grande porque he estado luchando por esto 22 años", agregó.

Finalmente, la italiana Arianna Fontana contradice al resto de sus compañeros. Decidió no arriesgar para no caerse y lesionarse y se conformó con el bronce en la prueba de 500 metros de shorttrack. "No arriesgué mucho por la plata porque quería una medalla. El bronce estaba bien", dijo.

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