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Kevin López: El keniata loreño

  • El campeón de España debuta como olímpico con 22 años y en un gran estado tras pulverizar el récord nacional de los 800

Muchas cosas han cambiado en cuatro años en la vida de Kevin López (12-06-1990). Desde aquellos Juegos de Pekín, que vio de madrugada por la televisión en Lora del Río, hasta los de Londres, se ha convertido en una estrella del atletismo. Una estrella con todas sus letras, y en mayúscula. Su gran última zancada la dio el viernes en Montecarlo en la novena cita de la prestigiosa Diamond League, donde participan los mejores, cuando batió el récord nacional de los 800 metros, en poder desde 2002 de su amigo y referencia Antonio Reina. El ursaonense marcó en Madrid hace una década 1.43,83. Kevin paró el crono en 1.43,74 haciendo bueno el apodo que se ganó desde pequeño en su pueblo: el keniata loreño. Corría con lluvia o con sol, en invierno o en verano, con la misma figura delgada y poco espigada que en 2012, entre keniatas, batió el récord de España pocos días antes de su debut olímpico.

Y eso que cuando explotó hace un par de años veía complicado llegar a tiempo para la capital británica. Su reto era Río 2016, pero es imposible frenar una genética que lo ha llevado en pocos años de disputar populares a codearse con Rudisha, Borzakowski y demás figuras del 800. Fue 2011 un buen año para el actual campeón de España. El mejor hasta ahora, pero los Juegos tocan en 2012, verano en el que ha superado una marca histórica de Reina. Antes de Mónaco tenía una "espina clavada" tras no entrar en la final del reciente Europeo de Helsinki. A su vuelta del principado camino de Segovia, Kevin comentó que "este récord me da mucha moral para los Juegos. No me asegura nada, pero tras el Europeo de Helsinki necesitaba algo así. Esto significa que estoy en un buen momento. Cuando crucé la meta la pantalla ponía 1.43,8 y me dio rabia, porque la provisional luego suele subir. Cuando vi la oficial no me lo creía. Sabía que estaba bien, pero no tanto. Fue un subidón correr así y creo que aún puedo hacerlo más rápido porque me encerraron. Es un marcón para ir con ganas a Londres. En el Europeo aún me faltaba un punto que, poco a poco, he ido adquiriendo. Toda la preparación ha ido encaminada hacia la cita olímpica y espero sentirme bien para hacer otra gran carrera". Lo dice un atleta que se define como "seguro de mí mismo".

Esa seguridad lo ha llevado hasta aquí, a ser una de las grandes esperanzas del atletismo español. Esto, sin embargo, "no es algo que añada presión a la hora de competir" porque, independientemente de la cita, el loreño siempre se exige "lo máximo". Carácter ganador para alguien que siempre idolatró a "El Guerrouj -Kevin coqueteó con el 1.500 antes de decidirse por el 800-, Bekele, al que veía de chico en el Cross de Itálica... Los buenos, en definitiva", asegura un atleta que con 22 años vivirá la primera experiencia olímpica, aunque con 21, en Daegu, ya disfrutó de un Mundial: "No estuvimos muchos días porque fuimos con el tiempo justo, pero entrenar junto a Bolt, Rudisha y otros monstruos te hace sentirte más importante. Cuando ves a Bolt, un bicho, no te crees que pueda correr tanto", apunta.

Seguramente en Londres tendrá de nuevo la posibilidad de verlo, aunque el sevillano tiene otras cosas de las que preocuparse: "El objetivo es luchar por entrar en la final. No me pongo límites, menos aún después de correr ya en 1.43".

Pero con el paso de los tiempos, y mirando a su lado, Antonio Reina "ha sido un ejemplo". "No tiene nada que ver con que haya sido el mejor ochocentista de España, sino por su forma de correr". Y, por supuesto, también tiene palabras para su compañero de entrenamientos y "amigo" Luis Alberto Marco: "Siempre seguí su estela. Desde que era pequeño sus marcas y logros me servían para fijarme una nueva meta".

Hoy, el loreño ha superado al nazareno, gracias también al entrenador de ambos, Paco Gil, desde que descubrió a Kevin con 12 años en las populares de los pueblos. "Me vio y le dijo a mi padre que quería que probase con él. Lo hice... y hasta ahora. Diez años después participaré en mis primeros Juegos, la mayor cita para un atleta. A él y a mi padre les debo gran parte del éxito", señala.

No es para menos. Incluso el nombre se lo debe a su progenitor, fan del motociclista Kevin Schwantz, que desde pequeño le inculcó la pasión por el atletismo -"corríamos juntos, bueno, más bien yo solo porque él acababa parándose"- llevándolo de pueblo en pueblo hasta cruzarse con Paco Gil.

Todo cambió desde ese momento y desde hace años vive en Sevilla para dedicarse en cuerpo y alma al atletismo. También a sus estudios de fisioterapia en la Universidad. "Me va mejor en el atletismo. No puedo dedicarle todo el tiempo que debiera y si a eso se añade que soy un poco flojo, así me va", explica el loreño, que no falló al dejar el balonmano por el atletismo -"estuve un año compaginándolo, pero los fines de semana eran una paliza", explica-, pues cuenta ya en su poder con el mejor tiempo europeo de la temporada gracias a ese récord de España (1.43,74) -rebajando en más de medio segundo su mejor marca personal- e irá a por todo en Londres. Más rápido que él sólo han corrido este año siete atletas, seis de ellos africanos (y un norteamericano), cuya "genética les da un plus más". Uno de ellos es el dueño virtual del oro olímpico, David Rudisha (Kenia), que acaba de correr en 1.41,54. Pero quizá por ser el keniata de Lora en Londres cuente con ese punto necesario con el que desea hacer historia. "Estar en la final junto a esos monstruos del atletismo sería un sueño". Agallas y clase tiene para ello.

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