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Konig abre la puerta grande

  • El checo se estrena en la inédita cima de Peñas Blancas, en la que Nicolas Roche se vistió de líder

Leopold Konig (Netapp) siguió la onda ganadora de los ciclistas checos tras abrir la puerta grande en la inédita cima de Peñas Blancas, donde le arrebató la victoria en los últimos metros al español Igor Antón (Euskaltel) y el irlandés Nicolas Roche (Saxo Tinkoff) se enfundó el jersey de líder.

En la víspera había sorprendido Stybar, y en la primera cita con final en un puerto de montaña lo hizo Konig para firmar el doblete de los checos. El líder del Netapp se coló en la fiesta en la que se esperaba batalla entre los favoritos y remató la faena con su primer triunfo en una prueba grande. Ya está en el palmarés de la Vuelta. Su ataque a menos de 1.000 metros de la meta arruinó el intento de Igor Antón e hizo inútil la remontada de Dani Moreno (Katusha), que se quedó a un segundo de repetir victoria. Roche, hijo del mítico Stephen, se vistió de rojo tras picar unos segundos en meta a Vicenzo Nibali (Astana) en el Alto de Peñas Blancas, al lado de Estepona. Un puerto muy torero, ya que el maestro José Tomás, vecino de dicha localidad, lo utiliza como escenario de sus entrenamientos cuando cambia la muleta por la bicicleta. Sus consejos fueron tenidos en cuenta por la organización.

El italiano fue incapaz de agarrarse a la rueda de Alejandro Valverde (Movistar) y Purito Rodríguez (Katusha) en la refriega final y se dejó ocho segundos respecto a sus rivales directos. Un bocado frugal del dúo español al Tiburón, pero significativo en el primer duelo de los primeros espadas. Nibali volvió a la camiseta azul cielo del Astana dejando la gloria del rojo para Roche, un premio para el conquistador del Mirador de Lobeira en la tercera etapa, acompañado en el podio provisional por el abuelo Chris Horner y Dani Moreno, el subalterno de Purito que siempre está al quite cerca de la cima.

La etapa salió de Jerez con el termómetro echando fuego: 37 grados. Tardó en formarse una numerosa escapada de 14 corredores, que como suele ocurrir, no fue a ninguna parte. Se disolvió en cuanto se levantó la carretera para afrontar los 14,6 kilómetros de ascenso a Peñas Blancas.

La rebeldía de tres de ellos: Rafa Valls (Vacansoleil), el alemán Nerz (BMC) y el italiano Cataldo (Sky) se activó hasta la pancarta de cinco kilómetros para meta. Igor Antón salió en busca de una victoria que aliviara el estado crítico del Euskaltel, condenado a desaparecer si no hay milagro de última hora. Pero los depredadores no entienden de actos simbólicos. Las etapas están muy caras. Ivan Basso, un doble ganador del Giro, recordó que está en carrera y se fue a por el vasco. Se le unieron Konig, Moreno, Pinot y Roche. Fue el checo el más decidido, el único que siguió hacia delante sin parar. Cazó a Antón a 600 metros del final y se fue solo hacia la meta. Se abrió la puerta grande para Konig en un puerto desde el que se divisa el mar y un futuro brillante para él. La esperanza checa, de 25 años, explotó esta temporada ganando la etapa reina de la Vuelta a California y la general de la Vuelta a la República Checa.

Konig compensó el fiasco de su compatriota Roman Kreuziger (Saxo Tinkoff), quien se dejó sus opciones al perder más de cinco minutos. Quinto en el Tour, dijo adiós a la Vuelta. Uno ovacionado, salió por la puerta grande; para el otro pitos y pañuelos. Los maestros también se llevan cornadas. Que se lo pregunten a José Tomás.

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