Primero llegó a los Juegos Olímpicos de Vancouver, luego entró en la final y finalmente batió su mejor marca personal: la patinadora artística española Sonia Lafuente se supera a sí misma cada día y ya mira al Mundial de Turín en marzo. A los compases de Orobroy, de David Peña, Lafuente, de 18 años, dejó clara su impronta española la noche del jueves en Vancouver recurriendo al flamenco en su primera final olímpica. Viola, violín, percusión y mucho piano para presentarse como segunda de la noche en el selecto club de las 24 mejores patinadoras del mundo. Al poco de iniciar, una caída que le penalizó, pero que no sólo no la minó, sino que le hizo crecer. Adiós nervios.

Lafuente completó su actuación y de los cinco componentes del programa, el jurado destacó, sobre todo, sus habilidades en el patinaje. La sonrisa y la satisfacción se dibujaron en su boca al final. Puntuación de 133,51, mejor marca personal y suficiente para ganar a dos rivales y situarse en el puesto 22, aún lejos de la reina surcoreana Kim Yu-Na, que poco después batió su propio récord del mundo: 228,56 puntos.

"Me he sentido muy bien, aunque he tenido un problema durante el flip (caída al inicio del ejercicio). He alcanzado la final y he logrado más puntos que en el Europeo. Ahora quiero llegar a la final también en el Mundial de Turín, que el año pasado se me escapó", aseguró radiante e irrefrenable, ansiosa de seguir superando con velocidad sus propios límites.

Mientras, la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn se retiró ayer de la prueba de eslalon tras sufrir una caída sin consecuencias y con dos medallas en su haber puso así punto y final a su participación en los Juegos. Vonn, de 25 años, fue oro en descenso y bronce en el súper gigante, pero no logró terminar en sus otras tres apariciones.