ciclismo vuelta a españa

En Málaga y en Innsbruck

  • Los gallos de la Vuelta se dividen entre la competición y la preparación para el Mundial de finales de septiembre tierras austríacas

  • La ciudad se luce en la presentación

Málaga está tomada por bicicletas y autobuses que son anuncios andantes que pregonan que otra Vuelta a España comienza, una edición de nuevo imprevisible. La última grande de la temporada deja siempre la oportunidad de mejorar notas para los ciclistas. Seis de las 21 etapas de la ronda transcurrirán por suelo andaluz y los ciclistas se dividen entre los que buscan resultados y quienes miran más allá, hacia el Campeonato del Mundo de Innsbruck (30 de septiembre), que condiciona esfuerzos y planificaciones. La paradoja de que no haya un gran capo, a priori, es la mayor apertura del abanico y una carrera más loca. Ha conseguido la vuelta en los últimos años una identidad propia para no depender exclusivamente de la participación. Siempre es importante, pero tiene recursos para ser atractiva.

Los favoritos para la ronda se encontraron ayer en un acto en La Térmica. Entre bromas y buen rollo, preludio de la batalla, hablaron sobre lo que viene. Quizá falte el clásico villano del Sky, tampoco un Dumoulin, aunque no hay que desdeñar las posibilidades del catalán David de la Cruz, que llega como líder de la todopoderosa escuadra británica. Hay mucha enjundia en Movistar, con la tricefalia del Tour reducida a bicefalia por la lesión de Mikel Landa, que tiene su culebrón aparte. También uno de los caídos importantes en el Tour, Richie Porte, se marcó unLopetegui, anunciando en la víspera del inicio que se marcha del BMC al Trek para la próxima temporada.

Voy tranquilo porque la última semana será la más dura y luego hay un Mundial

Comparecen cuatro ganadores de la Vuelta a España en la salida. Valverde (2009), Nibali (2010), Aru (2015) y Quintana (2016). Seguramente en las espaldas del colombiano, decepcionante en el Tour, se descargue la mayor parte de favoritismo. "Llego bien de forma y psicológicamente muy animado, con ganas, y además tenemos un buen equipo, muy equilibrado, con corredores para todos los terrenos. La idea es ganar la Vuelta y lo voy a intentar", decía el boyacense con su habitual seriedad. Esta vez no tiene a Landa y su condición de líder es más nítida. "Que me den como favorito es normal, lo asimilo con naturalidad y espero demostrar en la carretera por qué se me considera candidato al maillot rojo en Madrid, pero hay muchos rivales peligrosos, que me van a dar mucha guerra, ahí estarán Nibali, los hermanos Yates, Miguel Ángel López...", proseguía Quintana, que dice que "el recorrido es bueno, para el equipo que haya mucha montaña es bueno".

"Si luego gano el Mundial, si no hago nada en la Vuelta tampoco pasa nada", avanzaba como declaración de intenciones Alejandro Valverde. El murciano tiene seis medallas en Mundiales (dos platas y cuatro bronces) y con 38 años le queda una última bala de arcoíris en el durísimo recorrido en tierras austríacas. "Voy tranquilo, en la preparación no me he dado grandes palizas. El líder será Nairo, aunque se irá viendo día a día. Me tomo la carrera con libertad. No debo machacarme al máximo porque la última semana de la carrera será la más dura y luego hay Mundial", añadió.

En la misma situación que Valverde está Nibali, que se cayó en el Tour y debió abandonar. Su mente también está en Innsbruck. "Me encuentro mejor pero vengo corto de preparación, he entrenado 20 días y solo una semana a buen nivel. Hasta la pasada semana he tenido dolores. Es mi primera carrera después del Tour y de la operación y no sé cómo me voy a encontrar, tendré que verlo con el paso de los días", aseguró el Squalo, que delega: "El capitán del equipo es Ion Izagirre, y yo trataré de hacer una buena carrera. El recorrido es bonito, se adapta bien a los escaladores, es duro, pero no sé cómo voy a responder cuando lleguen las etapas exigentes".

En clave austríaca también está Peter Sagan, vigente tricampeón del mundo. "Es muy importante hacer la Vuelta. Mejor competir que entrenar en casa solo. Estoy aquí para tratar de hacer algo bueno, pero ya veremos. Por supuesto, siempre es bueno ganar alguna etapa, y eso es lo que intentaré. Tengo muy buenos recuerdos de La Vuelta y también malos. Pero siempre es positivo estar aquí, en España, donde todo es más relajado", dice el que es, seguramente, el corredor más carismático del pelotón. Y, libra por libra, el mejor.

No tiene el Sky un gran líder a priori, pero hay que tener ojo con David de la Cruz, que apuntó varias veces que puede hacer grandes cosas en carreras largas. "Ser líder es un orgullo. Es algo bonito. Entrenando estos días ya me he dado cuenta de ello porque había gente que me saludaba y me lo decía. Te gusta que la gente te tenga en cuenta y concitar la atención de tu país es bonito y espero estar a la altura. Es muy motivante que Geraint Thomas ganase el último Tour sin ser el líder el equipo. Aunque él era más contrastado que yo", decía el de Sabadell, muy ilusionado. A su lado, Castroviejo y Kwiatkowski, un campeón del mundo que también mira de reojo al arcoíris.

Con ellos, Rigoberto Urán, Miguel Ángel López (tercero en el Giro), el australiano Simon Yates y el ruso Ilnur Zakarin. Y los españoles Izagirre y Mas al frente de equipos de nivel como Bahrain y Quick Step. Todo listo para una Vuelta con peso malagueño y andaluz aunque con Innsbruck en el horizonte.

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