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Un Málaga sin pedigrí ni líderes

  • El equipo blanquiazul se ha estancado, en juego y resultados, víctima de la ausencia de un patrón de juego y de decisiones dentro y fuera del campo para revertir la mala situación

Obviando la primera jornada, tan engañosa siempre, el Málaga vive su peor momento clasificatorio. Nada crítico, Europa está a un solo punto. El problema de los blanquiazules no es de puntos, sino de identidad. A una jornada de que el calendario haga la bisagra, Pellegrini y los suyos siguen incapaces de encontrar un patrón de juego que oriente el camino a seguir y colme la ilusión de la afición, en los últimos tiempos muy desencantada. Sin la impronta del entrenador y casi sin figuras que tiren del carro en el terreno de juego, el equipo comparece desangelado. Varios factores clave están pesando en el día a día malaguista.

1 un conjunto sin sello reconocible

El aficionado apenas memoriza unos ratos buenos de su equipo en la retina. El arranque ante el Granada, la primera parte copera en el Santiago Bernabéu, el acoso y derribo al Racing en la segunda parte o la remontada ante el Getafe han encarnado el mejor Málaga de la temporada. Si se mira el calendario, corresponden a momentos aleatorios de la temporada, sin continuidad. Y es que así ha sido el conjunto de Pellegrini hasta el momento, un equipo muy cambiante de un domingo a otro y entonado sólo a rachas. Bien por el liderazgo de Isco, iluminado ante la ausencia de continuidad de Cazorla, bien por la buena optimización del juego a balón parado.

Queda en el debe del entrenador esa incapacidad para transmitir un patrón de juego, el gran achaque de la afición. Con medio año de trabajo ya a cuestas, el técnico aduce estar contento con la imagen de los suyos, pero no se observa una progresión en su fútbol. De hecho, en las últimas semanas está a la baja.

2 mala optimización de los recursos

Pellegrini pidió refuerzos estratégicos y que llegaran con prontitud para trabajar todos juntos desde la pretemporada. A excepción del postrero Cazorla, todos los demás llegaron bajo esas coordenadas. A priori, una plantilla ideal para el Ingeniero. Sin embargo, se vuelve a mirar al mercado invernal como remedio. Caso Baptista aparte, el chileno no ha dado en la tecla en varios puestos clave.

Se empeñó en reconvertir a Eliseu en lateral en verano y apenas le duró nueve partidos. Lo enrocó por Monreal y ahora aparece como extremo. A Duda lo exprimió como medio centro ante el castigo a Apoño. Tras muchos despropósitos del luso en esa zona, ahora es fijo del banquillo. Cazorla empieza a sufrir un martirio similar como organizador. Pellegrini no ha dado con la tecla respecto a posiciones clave. Tampoco su labor como estratega en la realización de cambios en los partidos ha calado.

3 el caso apoño y la capitanía

Dos problemas en uno se le juntaron a Pellegrini con Apoño. El malagueño se pasó todo el verano como pareja de Toulalan y en los amistosos fundaron un imperio. Iban para dúo titular, complementario y resolutivo. Cuando le estallaron los problemas de disciplina en el vestuario, se quedó sin una pieza clave en el equipo. No fue el único caso extradeportivo destacado en el vestuario. Un comportamiento fuera de los campos que, a juicio del chileno, no es el más óptimo, tiene a Recio en el ostracismo desde que llegó de Colombia, donde disputó el Mundial sub 20. Otro lance llevó a Jesús Gámez a perder el brazalete de capitán, que ha desfilado, casi de manera cómica, por los brazos de Demichelis, Eliseu, Apoño, Weligton, Rondón o Duda. Demasiado ruido en el vestuario ha contribuido a distorsionar la estabilidad del equipo, cuyo nivel a estas alturas de competición dista mucho del que marcan su capacidad y calidad.

4 toulalan, bien; cazorla, mal

En el plano individual, muy pocos pasan el aprobado en lo que a su rendimiento se refiere, especialmente en el caso de los refuerzos. Dos ejemplos antagónicos resumen la poca talla que ha dado la plantilla del Málaga sobre el terreno de juego: en el opuesto feliz, Jeremy Toulalan. El francés se ha metido en el bolsillo a la afición merced a su magnífico despliegue físico y táctico cada domingo. Y no sólo eso, ha demostrado un buen dominio del esférico. No se le recuerda un mal partido este año. Sin embargo, el que más ilusión había traído este verano, Santi Cazorla, se encuentra muy por debajo de la expectativa. Comenzó lanzado, enseguida se puso con cuatro goles y lideró el ataque. Luego se fue apagando; ahora vive un calvario como medio centro, donde sus virtudes no relucen y se ve obligado a hacer un trabajo físico inusual para él. Sólo Isco sigue la buena estela de Toulalan. El malagueño ha enganchado a los seguidores con sus cambios de ritmo y su gran visión del fútbol, aunque a veces intermitentemente, del mismo modo que Joaquín. Mathijsen, Van Nistelrooy y Buonanotte están a un bajo nivel; Monreal y Sergio Sánchez van al alza.

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