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De Manhattan al Lago Ness

  • El próximo día 19 Javier Mérida viajará a Escocia para superar su próximo reto cruzándolo a nado Los Juegos Paralímpicos de Río 2016 todavía son una incógnita por su novedad

La vida de Javier Mérida no es apta para cualquiera. Su ritmo diario es frenético, difícil de seguir para un ciudadano de a pie. Su despertador suena religiosamente a las cinco y media para activarse e iniciar su primer entrenamiento del día cuando el reloj marca las seis. Hora y media después será su primer desayuno, fuerzas necesarias para levantarse, vestirse y llevar al colegio a los tres hijos que tiene. Él a las nueve entra a trabajar como muchos otros. A las dos concluye su obligación laboral, y es ahí cuando arranca su segundo entrenamiento del día. Finalizado, recoge a sus pequeños de la escuela, llega a casa y comienza su descanso hasta volver otra vez a la rutina.

Javier Mérida es un paratriatleta marbellí que no conoce sus propios límites. "Es la manera de seguir adelante, estar motivado con tener un objetivo en mente y entrenar y seguir entrenando", dice Javier, el cuál está en plena preparación para su próximo reto: cruzar a nado el Lago Ness, con una longitud aproximada de 40 kilómetros y unas 15 horas para llevarlo a cabo. El año pasado fue la isla de Manhattan, el anterior el Canal de La Mancha y para 2015 busca superarse una vez más: "Es agua dulce, ahí flotas menos y al tener menos flotabilidad es una travesía más lenta y más dura, ya que tardas más en recorrer los mismos metros".

Hoy será la rueda de prensa en el Club de Tenis y Pádel Nueva Alcántara y el próximo día 19 saldrá rumbo a Escocia para afrontar su nuevo desafío. El día exacto no está fijado aún ya que depende de las condiciones climáticas. "Yo voy preparado para pasar mucho frío", dice mientras explica cómo y dónde se había ejercitado para ello. Mérida estuvo todo el invierno en las playas de Marbella y en el pantano de La Concepción (Istán). Con la llegada del calor, está usando las instalaciones del Centro Deportivo Las Mesas de Estepona. Usa una pequeña pileta de agua de contraste, habitual para el tratamiento de lesiones. Se amarra el pie a una goma y nada sin moverse de su sitio para aclimatarse "lo máximo posible a las bajas temperaturas". Ocho horas a la semana dedica a esta piscina. Además, se entrena 17 horas más buscando aumentar su volumen.

No estará solo en Escocia. Viajará con su entrenador y su médico, que irán en una lancha acompañados de un observador que validará la prueba. "Involucras a mucha gente", dice el paratriatleta que entiende que algo así es una "satisfacción increíble", ya que "estás prácticamente un año preparándolo y luego lo puedes compartir con mucha gente que te quiere y que te ayuda".

El año 2016 también puede ser un año señalado para Javier Mérida. Los Juegos Paralímpicos de Río están a la vuelta de la esquina pero él no se las ve todas consigo: "Intentaremos estar por allí. No es nada fácil, porque el paratriatlón es la primera vez que es olímpico y no está claro el tema de clasificaciones y de categorías que van a existir". Aun así, confía en poder estar presente en Brasil y hará todo lo posible para hacerlo realidad.

El marbellí tiene clara su filosofía de vida tras aquel accidente en 2007 que acabó con la amputación de una pierna. Aquello le cambió a él y su familia, y sus logros son una manera de sentirse vivo. "Quiero estar siempre ocupado y no tener tiempo para pensar en algo malo. Ahora creo que disfruto mucho más de los momentos de la vida, hasta que no he estado a puntito de morir como me pasó a mí, no disfrutas lo mismo. No eres capaz de apreciar, en su totalidad, lo bonita que es la vida", dice el paratriatleta sobre lo que supuso aquel suceso. Él no quiere pensar en el pasado: "Hay que mirar hacia delante, ponerse una meta y luego otra".

Instituciones y organismos siguen usando términos como minusválidos o discapacitados para personas como Javier. "Yo hago las mismas cosas que otra persona pero las hago de manera diferente. Cada uno hace las cosas como buenamente puede. Tú subes las escaleras de dos en dos, yo las subo de una en una. Un término que sí me gusta es que tenemos capacidades diferentes", dice el marbellí. Las posibilidades de cada uno las define uno mismo, el malagueño Javier Mérida es un ejemplo de ello.

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