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Maniqueísmo en el Bernabéu

  • El madridismo endiosa a Cristiano al tiempo que niega su crédito a Pellegrini pese a que el técnico chileno presenta un balance idéntico al del gran año de Schuster

Ni Pellegrini es el diablo ni Cristiano Ronaldo es Dios, pero a los ojos de muchos madridistas lo parece. Y esta visión está transformando la actualidad madridista en un cuento maniqueo de buenos buenísimos y malos malísimos cuyo final no se conocerá hasta mayo... si antes el Lyon no hace una gracia dentro de tres semanas en el Bernabéu. A un lado, el debate sobre el entrenador chileno; al otro, el fulgor de Cristiano Ronaldo, omnipresente en el juego de los blancos.

El Real Madrid cayó el pasado martes por 1-0 ante el Olympique de Lyon en la Liga de Campeones y la derrota elevó el tono de las críticas a Pellegrini, que cuentan además con el poderoso altavoz de varios de los principales medios de comunicación deportivos del país.

Además, tras acabar la primera parte ante el Villarreal, con 2-1 en el marcador a favor del Madrid, se oyeron pitos de desaprobación al juego del coloso blanco. Un Villarreal más dubitativo que otras temporadas le discutió la iniciativa, y eso es imperdonable para el madridismo, que pasa por alto que este equipo, el adiestrado por el chileno, lleva 56 puntos tras 23 jornadas, una cosecha fabulosa, mejor que la del año pasado con Juande Ramos (50) e idéntica a la que hace dos, con Schuster, iba camino de batir un récord en la Liga de los tres puntos.

Pero son tantos los recursos de este opulento equipo hecho a golpe de talonario, que no hay lugar para que el debate crezca y amenace con zancadillear al perseguidor del Barcelona. Si el Villarreal amagaba, el Madrid daba. Con Kaka, con Higuaín y sobre todo con Cristiano Ronaldo, el omnipresente. El portugués salió dispuesto a dedicar su actuación a los paisanos de Madeira azotados por el temporal y cuajó su mejor partido como madridista. Logró un espectacular gol de falta directa, dio asistencias, provocó dos penaltis...

Pero Cristiano no sólo realizó un partido soberbio, sino que ofreció su imagen más cercana, alejada de otras actitudes chulescas y prepotentes. Cuando marcó el primer gol, el portugués se levantó la camiseta y mostró otra en la que se leía: "Madeira". Vivió la jornada del domingo pegado a la televisión e intentando contactar con sus amigos y familiares en la isla.

Acusado de ser un futbolista egoísta al que no le importan sus compañeros, el Real Madrid acometió un plan para intentar "lavar" la imagen del portugués y los periódicos deportivos hablaron de conversaciones entre el futbolista y sus dirigentes. El club le habría pedido mostrarse "más humano".

Su aportación, eso sí, está al alcance de pocos humanos. Está en casi todas las acciones ofensivas de su equipo y lleva una media goleadora más alta que Messi (0,86 tantos por partido frente a 0,80).

Ayer, Cristiano Ronaldo lucía en telediarios y portadas. Pero siguen las palabras agrias hacia Pellegrini. Las opiniones encontradas sobre el trabajo del entrenador chileno han llegado a un punto que el director de relaciones institucionales del club, Emilio Brutragueño, ha tenido que salir a sofocar el fuego. "Pellegrini está haciendo un gran trabajo, ahí están los números. Llevamos muchísimos puntos y muchísimos goles, y la evaluación de los profesionales hay que hacerla a final de temporada", afirmó antes de una reunión con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Palabras que hubiera firmado cualquier buen diplomático.

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