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Medio billete para Rusia

  • España se exhibe en el Santiago Bernabéu frente a Italia para conseguir una goleada que le acerca al próximo Mundial

  • Isco toma el relevo de Iniesta en la vuelta de Villa a la selección

Isco iluminó con su fútbol el firme camino al Mundial 2018 de España, con una exhibición en el Santiago Bernabéu, donde se plasmó el relevo del testigo de liderazgo de una leyenda como Iniesta, con un triunfo contundente ante una Italia que buscó la victoria y se fue goleada.

Iniesta ya tiene un heredero digno de su fútbol. El día que tenga que marcharse de la selección española dejando para la historia el gol más importante jamás soñado por España en la final del Mundial de Sudáfrica, lo hará con el orgullo de ver nuevas estrellas que extienden su forma de entender el fútbol. En Isco tiene el mejor relevo. En un duelo de la grandeza de un clásico europeo ante Italia, le traspasó poderes de liderazgo.

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Once años sin perder un partido de clasificación a una gran cita llevaba Italia antes de hincar la rodilla en el Santiago Bernabéu. Fue la vendetta al golpe de fin de ciclo de la Eurocopa de Francia, el último día de la exitosa era Del Bosque. Aquella noche fatídica de París, España sintió impotencia. La misma que recorrió el cuerpo de cada internacional italiano en el Bernabéu, donde salió obligada a ganar, con un planteamiento valiente de Ventura que recibió un duro castigo. La defensa fue de cuatro por la lesión de Chiellini. No le importó a Julen Lopetegui, que mantuvo su idea de jugar con falso nueve más por premiar el momento Asensio antes que por la formación del rival.

Con movilidad del tridente ofensivo del combinado español fue Silva el que cayó por la zona del nueve. Lo había vivido en el pasado pero no se adaptó tiempo después. La fórmula con la que España goleó en la final de la Eurocopa de Kiev a Italia regresaba para asestar dos golpes imposibles de levantar al descanso gracias a Isco. Los pitos a Piqué afearon el inicio de un gran duelo. La mayoría de la grada reaccionaba coreando su nombre en el Bernabéu. Italia comenzó dura y fue castigada con tarjetas a Verratti y Bonucci en apenas doce minutos. Ramos chutó arriba una falta mientras Asensio comenzó a disfrutar en los espacios de una línea defensiva adelantada del rival. Era derribado cuando se iba a plantar solo ante Buffon en una falta que dio origen al primer gol. Isco pidió el balón, miró el horizonte y con suavidad superó la barrera para colocarlo en la red ante la estirada tardía del meta. España golpeaba el atrevimiento de Italia.

Con Ventura tuvo un año de crecimiento, de liberación de ataduras defensivas. España lo ha tenido de evolución táctica al amparo de Lopetegui, que se reivindica como un estudioso del juego. El ataque con línea de cuatro de la azzurra dejó peligrosas acciones por las bandas que por momentos hicieron sufrir a Carvajal y Jordi Alba. De Gea respondió con grandeza cuando tuvo que hacerlo. Belotti remató con potencia de cabeza un centro de Darmian y se topaba con la estirada del portero español. Eran momentos en los que Italia aumentó la presión en la salida de balón y ganó protagonismo. España dejó de tener el esférico por momentos y se defendió con fuerza. Piqué acarició un gol que habría tapado bocas, Iniesta apareció entre líneas hablando el mismo idioma que Asensio e Isco.

Un error en la salida de Italia cambió de nuevo las tornas. Carvajal perdonó al resbalarse en un disparo cruzado. La siguiente llegada de España fue una estocada de Isco. Inventó en el nacimiento de la jugada, superando una falta por un agarrón, con balón en profundidad a Jordi Alba y, tras su carrera, llegó al área para pedir el balón con el criterio de un líder e inventar un zurdazo ajustado a un poste imparable para Buffon. España entera rendida a su fútbol. El golpe dejó temblando a Italia y desató el juego en triangulaciones de España que provocaron los olés de la grada. De uno formado por Isco, Koke y Busquets a otro en el que se asociaban Iniesta, Silva y Asensio. La marea roja vuelve a soñar con algo grande.

La reanudación sería un intento sin éxito italiano, una exhibición de fútbol de Isco con España retrasando metros para pasar a otro plan cuando Morata entró en el campo. Con tiempo incluso para un merecido homenaje a David Villa. Todo el estadio coreó su nombre para ser el elegido en el último cambio. Tres años y dos meses después el máximo goleador de la selección española regresó con la felicidad del debutante.

Las llegadas de Italia no se culminaron en disparos a puerta. El remate más peligroso fue de Candreva, hasta que De Gea tuvo que volar en los últimos compases tras un disparo lejano rumbo a la escuadra. Belotti, un gran nueve para muchos años, no encontró premio a su pelea con Ramos y Piqué. La más clara la remató de cabeza fuera. Le faltó el gol que le invitase a soñar con un valioso empate que habría volteado el grupo a Italia. España se divertía con detalles de Asensio y gestos de calidad de Isco. Un caño de éste a Verrati para enmarcar con asistencia a Carvajal que no superó la salida de Buffon; un sombrero y pase al espacio a Morata.

El 9 se reivindicó con espacios y marcó el tercero en una contra veloz con pase medido de Ramos. Italia se descosía. España sonreía acariciando el pase al Mundial de Rusia. Ganando la final que tenía que vencer el día que Isco recogió el testigo de Iniesta.

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