Copa del rey

Mourinho: "Di Stéfano es uno de los madridistas más importantes, pero yo soy el que entrena y decide"

  • El técnico de Real Madrid ha rehuido la polémica en la rueda de prensa previa a la final: "No me quiero salir de lo tradicional. No hay favoritos".

La sala de prensa del estadio de Mestalla asistió a la representación de un José Mourinho desconocido, la de un entrenador que por un día se puso la piel de cordero para mostrar su perfil más discreto.

Mourinho rehuyó cualquier polémica, hecho insólito desde que entrena al Real Madrid, para decepción de un centenar de periodistas que casi pedían sangre un día antes de la final de la Copa del Rey ante el Barcelona.

"No me quiero salir de las palabras tradicionales. No hay favoritos, los dos equipos tienen las mismas posibilidades de ganar", fue el comienzo de su rueda de prensa. Nunca antes Mourinho recurrió a tanto tópico.

Y eso que el comienzo de la rueda de prensa prometió emociones fuertes. Más de 100 periodistas, 30 cámaras, parte de la prensa en los pasillos, 40 grados de temperatura, la previa de su primera final con el Real Madrid... Esto es, un escenario en el que Mourinho disfruta como nadie.

El portugués llegó acompañado de Aitor Karanka, segundo entrenador del Real Madrid, el hombre a quien la pasada semana el portugués aludió como damnificado por una supuesta falta de respeto de la prensa. Esta vez fue Mourinho quien habló, para respiro de los periodistas.

Pero el técnico del Real Madrid defraudó a quienes esperaban un cuerpo a cuerpo. No quiso rebatir una sola de las voces que criticaron su planteamiento defensivo del sábado ante el mismo rival. Y eso que fueron cientos los que repudiaron su forma de plantear el encuentro.

Uno de ellos fue el mismísimo Alfredo Di Stéfano, presidente de honor del club blanco, quien afirmó que el sábado "el Barcelona fue un león y el Real Madrid fue un ratón".

"Di Stéfano es una de las personas más importantes de la historia del Real Madrid y yo no soy nadie en la historia del Real Madrid. Hay que respetarle. Pero el entrenador soy yo y yo soy el que decide", recordó sin demasiada maldad.

Lo que sucede es que a muchos les dio la impresión de que Mourinho se autoimpuso una mordaza. Como si ni él mismo se creyera la enorme cantidad de tópicos que pronunciaba.

"La gente dice lo que quiere y yo hago mi trabajo", fue una de las frases con las que zanjó la cuestión sobre las críticas recibidas.

Cada pregunta fue contestada con la mayor brevedad posible, incluso mirando a la mesa, cuando lo normal es que Mourinho se extienda con un discurso meditado antes y poniendo sus ojos directamente sobre su interlocutor.

Lo más auténtico que dijo Mourinho fue: "Como dice mi amigo Messina (ex entrenador de baloncesto del club blanco), no sabemos si la prensa de Madrid quiere que gane el equipo o que pierda. Pero noto que los aficionados sí".

Pasados 20 minutos, Mourinho contestó a la última pregunta y se marchó. La rueda de prensa que ofreció por la mañana técnico catalán Josep Guardiola había durado tres veces más.

Por un día, Mourinho jugó a ser la antiestrella y dejó a la prensa sin su habitual ración de pimienta. Por otra parte, no le vendrá mal a un clásico cargado de pasión en las gradas. "Si no ganamos, la vida continua", fue su melancólico mensaje final, casi impropio de un entrenador que sólo vive para el triunfo. Al menos hasta hoy...

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