Liga de campeones

Mourinho pierde sobre el campo la batalla de los técnicos

  • La frialdad del saludo inicial entre el portugués y Guardiola, contrastó con la virulencia del cruce de declaraciones que ambos protagonizaron en la sala de prensa, apenas veinticuatro horas antes del duelo.

El gesto distante del portugués Jose Mourinho, sentado en un asiento a pie de campo, tras ser expulsado a los sesenta y cinco minutos por sus protestas al colegiado, reflejó como nada la derrota del técnico luso, que perdió sobre el campo la batalla en la se enzarzó con el barcelonista Josep Guardiola la víspera en los micrófonos.

La frialdad del saludo inicial entre el técnico del Real Madrid, el portugués José Mourinho, y del Barcelona, Josep Guardiola, contrastó con la virulencia del cruce de declaraciones que ambos protagonizaron en la sala de prensa, apenas veinticuatro horas antes del duelo. Un saludo que cogió casi por sorpresa al preparador azulgrana, que no había acabado de salir del túnel de vestuarios cuando se encontró con la mano del entrenador portugués, quien ya sobre el terreno, no quiso prolongar más de lo necesario, tan protocolario gesto.

Una frialdad que marcó el comportamiento de ambos técnicos en la primera parte, en la que Guardiola y Mourinho ni tan siquiera se llegaron a mirar, concentrados en corregir una y otra vez la disposición de sus pupilos en unos primeros cuarenta y cinco minutos lastrados por el excesivo tacticismo de ambos equipos.

Rutina que tan sólo se rompió con la trifulca propiciada a los treinta y siete minutos, tras el encontronazo entre el defensa madridista Álvaro Arbeloa y el delantero barcelonista Pedro Rodríguez, que Guardiola protestó con vehemencia en busca de una sanción para el jugador del Real Madrid. Actitud a la que Mourinho con una mirada cargada de ironía al cuarto árbitro, con el que no dudó en dialogar segundos después, para afear la conducta de su homólogo azulgrana.

Un Guardiola que, al igual que Mourinho, conoció desde los vestuarios la bronca entre el portero suplente del conjunto catalán, José Manuel Pinto, y el delegado del Real Madrid, Miguel Porlan Chendo, que acabó con la expulsión del cancerbero azulgrana. Tarjeta roja que no sería la única del partido, ya que al cuarto de hora del inicio de la segunda mitad, sería el hoy centrocampista del equipo blanco el portugués Pepe, quien abandonase el terreno de juego, tras un feo plantillazo al brasileño Daniel Alves.

Una decisión que permitió a Mourinho sacar la versión más polémica de su personaje, con protestas y gestos irónicos, que acabaron con la expulsión del preparador luso, que tuvo que ver el resto del encuentro desde la grada. Desde ahí el que el luso asistió impertérrito al tanto del Barcelona, que puso el 0-1 en el marcador a los setenta y seis minutos al rematar el argentino Lionel Messi al primer palo un centro desde la banda derecha del holandés Ibrahim Afellay.

Tanto que Guardiola festejó con los puños bien apretados y un grito de rabia, que dejaba salir toda la tensión acumulada en las últimas horas, tras romper sus costumbres, y entrar en una batalla dialéctica con el preparador portugués. En su prolongación en el campo, la batalla tuvo como ganador el entrenador del Barcelona, que se situó con pie y medio en la final de Wembley con el segundo gol de Messi, que rompió su infortunio en las semifinales de la Liga de Campeones, donde nunca había logrado marcar, con un doblete, que más que nunca le agradecerá su técnico, Josep Guardiola.

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