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Observaciones tras el telón

  • Madrid y Barça escenificarán el sábado la obra más esperada, en la que los blancos esgrimirán el factor campo y la pegada, y los azulgrana su mejor juego... y aquel 2-6.

El pasado fin de semana, Athletic y Racing fueron dos figurantes más que respetaron el guión, el Barcelona y el Real Madrid se cobraron la enésima víctima y todo está dispuesto para el duelo de duelos, ese clásico que se anuncia para el sábado a las diez de la noche en el Bernabéu. Ambos llegan con 77 puntos, una cantidad que sería considerable al término de una Liga (38 jornadas) y que, por tanto, se debe calificar de exagerada teniendo en cuenta que llevamos 30 partidos. Quiere ello decir que a los aspirantes al título se les han escapado sólo 13 puntitos de los 90 por los que han litigado, el 14,4 %. Un dato que habla mal, muy mal, de la competitividad de este campeonato. Pero las circunstancias que rodean a Real Madrid y Barcelona en su camino hacia el gran duelo contrastan casi tanto como el color de sus camisetas.

factor campo vs. el 2-6

La situación ha llegado a un punto esta campaña, en el Bernabéu, que los rivales parecen resignados a su suerte incluso si el partido se les pone de cara. Ha sucedido en los últimos partidos ante Sevilla, Sporting o Atlético. Todos se adelantaron en el marcador, y aun así persistía la sensación de que el Real Madrid ganaría, como así fue. 15 partidos, 15 victorias. Y con 50 goles, más de 3 por partido. Los blancos afrontan el clásico muy fortalecidos por tamaña respuesta como local, reforzada más si cabe por las remontadas.

Los blancos encadenan 12 victorias, un registro que sólo supera aquel equipo liderado por Di Stéfano en la Liga 1960-61 (15 triunfos seguidos).

Ante esa fiabilidad, el Barcelona tratará de recordar durante toda esta semana que en la pasada Liga el Real Madrid también recibía a los azulgrana a lomos de una racha imponente... y que el partido acabó como acabó.

Ese 2-6 que sentenció virtualmente la Liga 2008-09 es la gran baza moral que aún esgrimirá el Barcelona. Todavía está muy fresco en la memoria. Tanto, que es posible que muchas de las víctimas, que permanecen en el Real Madrid, lo recuerden sobre la hierba a poco que Xavi o Messi empiecen el partido entonados.

pegada vs. juego

Para evitar que el Barça agarre el partido por las asas, el líder apelará sobre todo a su tremenda pegada, a la capacidad intimidatoria de su vanguardia. Higuaín y Cristiano Ronaldo suman 51 goles, más que cualquier equipo de la tabla excepto el Barcelona. Además, el argentino y el portugués deciden aunque el equipo no brille. El primero, porque necesita muy pocas ocasiones para marcar y su frialdad en el remate es asombrosa; el segundo, porque es un jugador que desequilibra más por su tremenda calidad individual que por su capacidad para asociarse. Este Madrid no necesita tener mucho la pelota y dominar para ejecutar. Y, según lo visto en las últimas jornadas, tampoco necesita jugar bien. Ya aparecerán arriba los cracks, como en Santander.

El Barcelona, en cambio, recupera sus mejores sensaciones bajo el trazo que lo ha definido como equipo desde que llegó Guardiola: el juego. Los primorosos 20 primeros minutos ante el Arsenal habrán preocupado y mucho al madridismo. Por encima de los nombres, está la capacidad del equipo azulgrana de hacer circular la pelota a una rapidez y precisión inasequible para el resto de los mortales. Y lo hizo ante el sólido bloque de Wenger.

Puede que esta vez no sea Ibrahimovic la punta de lanza. Y que falte Piqué. Puede, incluso, que el partido de este viernes en el Camp Nou, de la máxima exigencia, pase factura (lesiones, cansancio, depresión en caso de eliminación de la Champions). Y esos factores benefician al Madrid. Pero como el Barça se meta en las semifinales, ese partido con el Arsenal será más estímulo que lastre.

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