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Partido inflamable

  • Tenso Málaga y Deportivo enfrentan su necesidad, mayor en los de Pellegrini para no despedirse de otro rival directo Jugador 12 El equipo vuelve a encomendarse a la grada para superar sus miedos

Que sea costumbre ver un partido de alto voltaje en La Rosaleda no significa que la grada se haya acostumbrado a vivir en el alambre. Lo prueba la desazón tras el palo de la pasada semana, aún con las astillas clavadas por el cuerpo. De hecho, en cierto modo, pese a la nefasta temporada (las nefastas temporadas), siempre flotó en el ambiente la sensación de que dos victorias seguidas serían el despegue definitivo del Málaga. Igual que se piensa que abatir al Deportivo sería un nuevo amanecer. Miedo a reconocer la realidad, quizás. Lo único claro es que si alguno pierde hoy, va a salir trasquilado.

Especialmente si es el Málaga el que cae escaleras abajo, porque lo que perderían los de Lotina sería una oportunidad para sentenciar, no una vida. Si la derrota ante el Levante supuso para los de Pellegrini perder a los valencianos de su campo visual, lo mismo pasaría con los gallegos en caso de repetir resultado. Queda claro que, dentro de la falta de aire de ambos, es el Málaga quien más necesita enchufarse a la bombona.

Otra cosa es la motivación de saber cómo puede agitarse la clasificación si firma el triunfo. La consecuencia inminente sería salir del descenso doce jornadas después, aunque sea durante 24 horas a expensas de que el Getafe saquee La Romareda el lunes. Aunque Martiricos se pregunta si los estímulos positivos implementan a este Málaga o más bien lo sumen en la relajación, como sucedió tras el parón.

Esgrime Pellegrini, desafiando la lógica del pasado inmediato, que mejor que estos partidos inflamables que quedan se disputen en casa. El calor de la grada (en este caso doble, por la amable llegada de la primavera y por el apoyo ciego de su afición) contra la obligación de tener que ir a buscar el partido. En esa batalla psicológica se escriben estos partidos del tramo final para decidir las últimas tres plazas. Y ahí se está mostrando poco fiable el conjunto malaguista.

Fútbol tiene. Lo demostraron antes del revolcón en el Ciutat de Valencia y por ahí ha intentado mentalizarse el grupo esta semana. Con Recio y Apoño ausentes ante el Levante, apenas hubo opciones para encontrar a Munúa salvo el clavo ardiendo que siempre es Duda a balón parado. El errático Deportivo también lo tiene, aunque generalmente en el banquillo. Clama el vestuario, secundado por la ciudad, que Valerón tenga más protagonismo en el once ahora que ya no hay excusas en sus frágiles piernas. Un debate que recuerda al de Peiró con Sandro. Lotina sigue pensando en él como mago al rescate, como pasó la semana pasada ante el Mallorca. Al Málaga le faltan revulsivos, pero expone más pólvora de inicio. Y salir a morder suele resultar mejor estrategia que remar a contracorriente, aunque de esta guisa hayan caído más puntos últimamente.

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