Fútbol l Liga de Campeones

Pase y paseo en el Bernabéu

  • El Madrid se sacude la maldición del segundo puesto y fulmina en apenas media hora a un endeble Lazio, el rival menos italiano que se recuerda por Chamartín · Baptista rentabiliza la arriesgada apuesta de Schuster

El Real Madrid rompió con el pasado y selló anoche su pase, esta vez sí, como primero de grupo a octavos de final de la Liga de Campeones. Lo hizo con festival goleador y diversión en el Bernabéu a costa de un débil Lazio, que vio cómo sus esperanzas de destrozar los pronósticos quedaban reducidas a la nada en apenas un cuarto de hora.

El Real Madrid no podía fallar. No había excusas para no sentenciar una clasificación que debía haber certificado antes. Instalado en uno de los grupos más asequibles, perdonó dos oportunidades, en Grecia y Alemania. Ante los italianos estaba obligado ganar, pese a que las matemáticas concedían margen de maniobra.

Schuster premia el momento de sus jugadores. No cree en las rotaciones. Por eso la suplencia de Guti era un castigo en toda regla. Nunca lo reconocerá el técnico alemán, pero la expulsión del segundo capitán ante el Murcia le está pasando factura. Hasta ese momento Guti era la clave del nuevo Real Madrid. Hasta había olvidado su suplencia en el primer partido serio del año, la ida de la Supercopa ante el Sevilla. La historia se repitió. El día más importante estaba señalado. En esta ocasión, por el técnico del que sentía más confianza.

Nació el partido con un Real Madrid dubitativo y un Lazio lanzado. Los italianos pisaron en tres ocasiones el área de Casillas, en una de ellas con remate de Rocchi pegado al palo. Pero apareció Baptista e instaló la calma. Recibió el balón en el minuto 13, armó el disparo y lo tradujo en gol. El primer puesto de grupo estaba asegurado porque tres minutos después el Lazio se tambaleó y el más listo de la clase, Raúl, lo aprovechó. El capitán madridista engordó sus números como máximo goleador de la historia de Liga de Campeones y marcó, de cabeza, su tanto 59, en el segundo palo, tras jugada de estrategia en un saque de esquina.

El Lazio llegaba con la bandera de un fútbol alejado del típico italiano. Blando en defensa y con poca pegada, se despidió de Europa concediendo un gol, el tercero, de patio de colegio, de rondo de entrenamiento. Van Nistelrooy tuvo tiempo dentro del área para pensar y regalar el gol a Robinho.

El madridismo estaba satisfecho, el partido sentenciado y Schuster concedió descanso a Sneijder y Robinho. Saltó Guti, que dio velocidad y precisión en el pase. Robben puso las ganas de agradar. Van Nistelrooy y Robben perdonaron y el Lazio aprovechó un despiste para marcar, con Pandev remachando a placer un remate de Rocchi. Luego, en el descuento, Casillas le puso otro ladrillo a su creciente leyenda parando un penalti y el remate posterior. El Madrid acaba primero de grupo y jugará el encuentro de vuelta en su estadio, donde lo gana todo.

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