Emergió el Málaga más sólido y convincente. Con lagunas de concentración en la primera mitad, con una versión más asentada tras el paso por las duchas. Isco y Baptista enarbolaron el arsenal de buenas noticias. El primero por su dominancia en el choque, cómo le dio la vuelta y se lo metió en el bolsillo. El brasileño, sorprendió a todos, lució el brazalete de capitán durante 80 minutos, para nada mostró tanto tiempo de inactividad salvo al correr las contras, e infundió la gran noticia de que está preparado para las grandes citas que vienen por delante.

Antunes fue el tercer vértice de la noche. Lo que más sorprendió de él fue verle tan acoplado al sistema de juego. En la primera media hora se desplegó mucho por su carril. Dejó algún centro interesante y mostró una buena capacidad asociativa. Se perfila como tirador de futuro. En el debe: dejó muchos espacios a la espalda en alguna subida.

Lucas Piazon también se estrenó en Liga. Mostró buenas intenciones, su zancada e ideas creativas, aunque le faltó mayor fe y mordiente para ejecutarlas. Debe ganarlo a medida que amase minutos. Toulalan e Iturra fueron una tela de araña gigante en la medular, Caballero amplió más capítulos en su libro de cómo dejar mal a Alejandro Sabella y Sergio Sánchez y Jesús Gámez, cuestionados, se redimieron con una noche notable.