Real Sociedad - Málaga · la crónica

Pesadilla antes del sueño (4-2)

  • Un Málaga sin el punto necesario de competitividad sucumbe ante una Real Sociedad que aleja el tren de la Champions. Hasta Caballero fue suplente en un once de refresco .

Pellegrini tenía que elegir. La Champions actual o la del año que viene, la gloria en el Signal Iduna Park o el maná económico para la entidad. Lanzó el órdago a Dortmund y sentó hasta a Caballero. La plausible valentía del chileno tuvo como consecuencia un once interino ante el equipo más en forma de la competición. La derrota bajaba su cotización en las casas de apuestas. Lo que no se esperaba era que la alarmante falta de intensidad del colectivo la envolviese en un paño para donarla en la puerta de Anoeta. El Málaga no sucumbió por las reservas de su entrenador, sino por la falta de sudor de aquellos a los que se esperaba con más ganas de exprimirlo en la elástica. 

Cuando se da descanso a los titulares, se presupone reivindicativos a los suplentes. Es día de demostrar rabia, frustración, el equívoco del entrenador. Y profesionalidad, más allá de la lógica ausencia de automatismos entre los que no tienen continuidad y de que no se conozcan tan bien coincidiendo en la cancha. No hubo de eso. Triste noticia. Caballero, Jesús Gámez, Demichelis, Toulalan, Isco, Joaquín y Saviola, ninguno jugó. Sólo ellos eran libres de pensar en amarillo. Y, sin embargo, sus relevos también parecían tener la cabeza allí. Aunque los menos habituales preferirían la gloria de jugar el partido de Champions, no es poco goloso disputar un encuentro a cara de perro por litigar la cuarta plaza, por reeditar la Champions. Una meta motivadora no encendió la chispa de muchos de los presentes en el campo. 

Se trataba de echar de su silla a la Real Sociedad, a ese equipo alegre, confiado y con recursos que recuerda a los de Pellegrini el año pasado. El Málaga casi ni se molestó en llamarle con el dedo en el hombro. Los donostiarras apenas se giraron y extendieron el brazo para espantarlos como a una mosca y seguir retrepados en su escaño de privilegio. Antes de que los donostiarras dispararan, el Málaga ya estaba en el suelo. Ellos mismos se dieron el tiro en los pies. Tres en media hora, exactamente. Había salido entonado el ramillete de poco habituales. Mandones, calmados. En un susurro Griezmann hizo vibrar el larguero, el córner posterior abrió el electrónico y nueve minutos después ya señalaba el tercero. El reto de destronarlos o mantener las distancias en la tabla cedía su lugar al de tener la vergüenza torera de no llevar un saco de goles a cuestas a Dortmund. Pedro Morales tiró de ella para dar algo de esperanzas al filo del descanso. La conexión chilena, su volea y el fallo de Bravo, dieron maquillaje al sonrojo. Hubo también en el tramo final para hacer el 4-2 y buscar alguna aproximación que metiera el miedo. Poco más. 

De no haber cedido tantos puntos en casa, el inoportuno choque de Anoeta no habría tenido tantos tintes definitivos. Se escapan con cuatro puntos y elaverage con los vascos, cuya línea ascendente no conoce horizontes. Eso sí, ayer no necesitaron su mejor versión para darse otro festín anotador. A ocho jornadas para la conclusión liguera, la Europa League empieza a tener más sentido que la cuarta plaza. Si el TAS quiere. El humo de la Champions no puede ocultar la regresión. 5 de 18 puntos. Resulta inevitable que la gesta europea no melle en una plantilla tan corta. De hecho, pocos que no sean Barcelona y Real Madrid pueden presumir de alternar el paso por la Champions con una clasificación en los puestos europeos. 

Eso sí, como no existe una proporción causal entre lo de ayer y el martes, no hay razón para las tragedias griegas. Quizá sí algo de preocupación en cuanto al sustituto de Weligton en el centro de la zaga. Entre Sergio Sánchez y Lugano anda el juego. Los dos fueron titulares, ambos completando una actuación decepcionante. Sobre todo el catalán, lento para ver el desmarque de Griezmann en el 3-0 y absolutamente despistado de su par en el de Íñigo Martínez. Parece que sólo él y Antunes repetirán en Alemania. Allí será otra historia. Habrá refuerzos y otra mentalidad. 

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