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Quedan bendecidos

  • En torno a 8.000 aficionados dieron la bienvenida al nuevo proyecto · Duda, por los que ya estaban, y Malagueño, entre los fichajes, fueron los más aplaudidos en la presentación

Fue una presentación sobria y en familia. Apenas 15 minutos y nada de fastos ni fuegos artificiales. Aún con luz solar y en un sencillo y bilingüe acto, los jugadores de la plantilla y el cuerpo técnico fueron desfilando ante las palmas de los en torno a 8.000 aficionados que se dieron cita en el remozado Martiricos para dar bendición al primer proyecto del jeque, que no estaba en cuerpo pero sí en alma en el palco. El ambiente ratificó todo el hormigueo de ilusión que venía regando el verano en la afición.

Tímidamente hubo a quien se le escapó algún pito cuando fue nombrado para comparecer Eliseu. Viejas rencillas por haber antepuesto el Ebro al Guadalmedina. Pero fue minoritario. De hecho, el reto entre tanta uniformidad en el aplauso fue medir quién se llevó más decibelios. Duda, por parte de que ya estaban en nómina, y el argentino Malagueño, por su azaroso apellido, en el bando de las nuevas incorporaciones, resultaron los más celebrados.

Jesualdo Ferreira, mientras por megafonía se detallaba su currículo, recibió una puesta de largo muy generosa por parte de su nueva afición. Su cuerpo técnico, José Gomes, Rui Silva, Nuno Espírito Santo y Paco Ruiz, presentado de forma unánime, pasó algo más desapercibido.

Los futbolistas fueron presentados por dorsal, desde Arnau hasta Portillo, y no faltaron los lesionados. En esencia, que no en presencia, también estuvo el internacional Edu Ramos, coreado por megafonía y grada igualmente pese a estar al otro lado del planeta. Además de por los videomarcadores, se pudo ver el nombre y la cara de cada jugador que iba siendo presentado en las vallas de publicidad animada que hay a ras de césped.

El nuevo proyecto tuvo su bautismo en La Rosaleda, pero también fue turno para que el estadio se presentara reformada ante los suyos. Por su color chillón, lo más llamativo de tanto cambio radica en el amarillo con el que se han pintado las escaleras de acceso desde los vomitorios, que facilita las evacuaciones en casos de emergencia y que inevitablemente recuerda el Carranza o El Madrigal por la combinación con el azul de la mayoría de los asientos.

Al margen del citado césped, en el apartado de novedades destacables también aparece el embellecimiento del estadio. Básicamente, por ahora se han pintado las vallas cuyo color se había comido el óxido y las columnas interiores del estadio ahora son celestes. Y un detalle: ahora el banquillo local será el de la derecha, no el de la izquierda, como pasaba con Muñiz.

Una jornada donde también hubo carácter autóctono en la apertura del acto a cargo de Javier Tapias, que con su grupo cantó en directo el tema propio Soy malaguista, una especie de himno oficioso que recordó al que el Arrebato compuso para el Sevilla.

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