Controlando con esfuerzo las lágrimas, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, prometió en Copenhague que su gobierno empezará a trabajar "mañana mismo" y garantizó que "Río organizará los mejores Juegos que haya visto el mundo".

"Hoy es quizás el día más emotivo de mi vida, es el día en que sentí mucho más orgullo de ser brasileño de lo que sentía antes... Espero que en 2016 estemos todos vivos para realizar los mejores Juegos Olímpicos del planeta", dijo el mandatario.

En una rueda de prensa concedida en Copenhague tras firmar el contrato con el Comité Olímpico Internacional (COI) tras la abrumadora victoria por 66-32 votos sobre Madrid en la última ronda de votación, Lula admitió que la conquista supone "mucho más responsabilidades" para Brasil, pero aseguró: "Yo no tengo miedo a las responsabilidades".

"Esta es una oportunidad para demostrar que somos una gran nación, que podemos organizar unos Juegos Olímpicos porque, cuando somos provocados, sabemos trabajar. Empezaremos a trabajar mañana mismo, no pasado mañana", prometió el mandatario, quien agregó que la misión ahora no es sólo del gobierno, sino "del pueblo y del Estado brasileños".

Idéntica promesa hizo en la rueda de prensa el presidente del comité Río 2016, Carlos Nuzman, quien recordó que, cuando la ciudad brasileña quedó eliminada de la disputa por la sede de los Juegos de 2012 -adjudicada a Londres-, les dijo a los miembros del COI: "Todavía no estamos preparados, pero volveremos".

"Desde ese entonces, ninguno de nosotros se tomó ni siquiera un día libre", dijo el dirigente, quien destacó como vital para el éxito de la candidatura el apoyo brindado por Lula da Silva, quien "entendió la significación de esos Juegos Olímpicos y Paralímpicos para Brasil".

Con Nuzman coincidió el mandatario, quien apuntó que la conquista de los Juegos Olímpicos marca un antes y un después en la historia de su país: "Siempre creí que a Brasil le faltaba algo. Fuimos colonizados, y por eso teníamos la costumbre de sentirnos pequeños y poco importantes. Creíamos que los otros podían y nosotros no".

La emoción fue la marca principal de la rueda de prensa. Lula, en especial, lloró casi todo el tiempo. Poco antes, en entrevista a la televisión brasileña, había afirmado que fue el día más emotivo de su vida: "Podría morirme ahora", confesó. "Esta no es una victoria individual, sino una victoria de 190 millones de almas (la población de Brasil), una victoria del continente sudamericano, una victoria de toda América Latina".

Según Lula, el triunfo de Río fue posible porque los brasileños ofrecieron algo diferente a los electores del COI: "Alma y corazón". "La diferencia sustancial fue que los que estaban acá para votar vieron en nuestros ojos que nosotros vinimos con alma y corazón. Los otros países vinieron con propuestas, nosotros vinimos con el alma y con el corazón", repitió incansablemente.

Secando cada tanto las lágrimas que le brotaban, Lula comparó la victoria de Río a su propio triunfo en los comicios presidenciales de 2002, cuando se convirtió en el primer obrero en ser elegido para gobernar Brasil. "Los que se imaginan que Río no tiene condiciones (de realizar unos Juegos Olímpicos) se sorprenderán, así como se sorprendieron los que creían que nosotros no seríamos capaces de gobernar Brasil", aseveró el mandatario.

Luego, en la rueda de prensa, el gobernante brasileño pidió disculpas a sus pares de España, José Luis Rodríguez Zapatero, de Estados Unidos, Barack Obama, y de Japón, Yukio Hatoyama: "Les pido disculpas porque estoy feliz mientras ustedes están tristes, pero nosotros ya estuvimos tristes muchas veces, y ustedes ya estuvieron felices muchas veces".