Bélgica | españa · la crónica

Ritmo imparable

  • Pleno La selección sumó su cuarto triunfo en la fase de clasificación y se distancia en cuatro puntos con el segundo Superación El conjunto que adiestra Del Bosque supo sobreponerse al tempranero gol de Sonck con una lección de fútbol de toque

España sigue en estado de euforia. En el mejor momento de su historia. En su inmaculado camino al Mundial superó su primera prueba seria, en Bélgica, remontando con un recital de juego gracias a una obra de arte de Iniesta y la pegada letal de Villa que decantó un duelo de fútbol total.

El primer test serio de la campeona de la Eurocopa exigió la mejor cara de la Roja. Un duelo duro que se puso en contra. Un momento que exige la irrupción de los grandes futbolistas. Iniesta está entre los elegidos. Firmó uno de los goles más bellos de la historia de una selección.

España no camina sola hacia el Mundial 2010. El prestigioso estadio Rey Balduino, antiguo Heysel, fue escenario de un encuentro de una fase de clasificación que bien pudo ser de la fase final de la Eurocopa por el color de las gradas, por su intensidad. Los españoles poblaron todo un fondo. La pasión por la selección convocó a once mil seguidores.

El primer acto fue una montaña de sensaciones. Hubo de todo para la campeona de Europa que tocó de inicio y le costó despertar hasta que una bofetada de fútbol directo, transformada en gol por el letal Sonck, y la lesión de Fernando Torres, la dejaban en el precipicio, al límite de la finalización de su etapa de récords.

Bélgica encontraba rápida recompensa a un planteamiento defensivo en su primera acción de peligro. Un centro desde el costado izquierdo de Kompany lo remató Sonck de cabeza a la red, picado, beneficiado de la pasividad de Puyol y Juanito. Se miraron. Ninguno salió al paso.

España tocaba con precipitación y Bélgica ponía agresividad. Cambió su sistema habitual René Vandereycken por el respeto al campeón. Quitó un delantero y metió un central más. Defensa de cinco y órdenes claras. Juego agresivo en cada balón que llegaba a Villa o Torres. Marcaje duro sobre el cerebro, Xavi.

España pedía a gritos la aparición de Marcos Senna en minutos de desconcierto, cuando llegó la peor noticia. Un balón largo sobre Fernando Torres acabó en lesión muscular. El peor día posible. Con su vuelta a casa, al Vicente Calderón, en el horizonte. Sus lágrimas camino del vestuario hablaron por sí solas.

Debía Del Bosque recomponer su equipo. Dos opciones para decidir: Güiza manteniendo dos delanteros ante una defensa de cinco o Cesc para completar el cupo de jugones con sólo Villa en punta. Optó por los bajitos. El criterio de Cesc se asoció con el de Xavi y España comenzó a levantarse. Con su arma preferida: el toque. Recuperó su identidad y comenzó a crear peligro. Villa escorado buscó el pase de la muerte a Iniesta y un disparo desviado de Capdevila avisaron.

Antecedieron a la jugada del partido, a un gol que recordarán de por vida los que lo presenciaron en directo. Un tanto maradoniano firmado por Iniesta. Vio su desmarque Cesc. Se marchó de su defensor, encaró al portero rival con una tranquilidad pasmosa. Cambió el balón de pierna para tumbar al meta con el cuerpo y salir por el lado contrario. En un palmo. Pegado a la línea de fondo, aguantó a que Van Buyten fuese al suelo y picó el balón a la red. Una obra de arte. Bélgica quedó tocada ante tal demostración. Villa pudo aprovecharlo, pero su mano a mano ante Stijnen, escorado, lo picó en exceso.

España, después de pasar apuros al inicio del segundo periodo, se adueñó del balón con la entrada de Xabi Alonso. A su recital de combinaciones sólo le faltaba el gol. Lo intentaron Xavi con un tiro que rozó el larguero, Sergio Ramos en remate en escorzo, Xabi Alonso con disparo lejano.

El muro belga cayó sobre la hora. Güiza lanzó un centro que remató con el corazón Villa para igualar a Di Stéfano y conducir a España al pleno de victorias. Un paso de gigante hacia al Mundial de Suráfrica cuando todo acaba de comenzar.

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