Mañana es el día elegido para que Adriano Fabiano Rossato se someta a las pruebas que dictaminarán su tiempo exacto de baja tras lesionarse el sábado. No obstante, ya en el campo se pudo comprobar que su rotura de fibras en el cuádriceps de la pierna izquierda tenía mala pinta. La primera exploración, a expensas de su confirmación, lo deja claro: el brasileño estará entre cuatro o cinco semanas sin poder jugar.

El mismo futbolista se dio cuenta sobre el césped. La mala fortuna hizo que su avance en carrera fuera frenado cuando el balón desvirtuó su trayectoria al tocar en una bola de papel que había caído al campo. Al parar bruscamente, se produjo el tirón. Además, se trata de la primera lesión de este tipo que sufre el zaguero, por lo que, como pasó con Salva, en este tipo de dolencias hay que andar precavido para que no se produzca una reaparición prematura.

Con este panorama, Rossato apenas podrá volver a jugar en lo que queda de Liga. Con siete jornadas por delante y cinco de recuperación, a lo cual habría que añadir que el jugador debería volver a coger el ritmo de competición, se pinta complicada su vuelta al once. Podría darse la circunstancia de que el brasileño retornara a los terrenos de juego con el ascenso ya conseguido matemáticamente.

El suplente natural de Rossato es Vicente Valcarce, que sólo ha sido convocado en dos partidos de Liga esta temporada. Está por ver si Juan Ramón Muñiz acudirá a él u optará por retrasar a Calleja al lateral izquierdo.

Además de Rossato, el delantero franco marroquí Nabil Baha, y los defensas Jesús Gámez y el brasileño Weligton tienen problemas físicos, aunque es previsible que puedan enfrentarse el domingo al Celta en Balaídos.

La plantilla del Málaga volverá mañana al trabajo, tras dos días de descanso y empezará a preparar el encuentro con el Celta, donde Rossato, lesionado y los centrocampistas Apoño y Antonio Hidalgo, por sanción, serán bajas.