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Rubén Castro, acusado a medias

  • La juez aprecia cuatro agresiones y una amenaza leve del canario contra su ex novia. La magistrada archiva la denuncia por agresión sexual y maltrato habitual interpuesta contra él al no quedar acreditados los hechos.

La juez de Violencia sobre la Mujer número 3 de Sevilla dio a conocer este lunes un auto de transformación de las diligencias previas en procedimiento abreviado contra Rubén Castro por cuatro delitos de maltrato y un quinto de amenaza leve hacia la ex novia que lo denunció hace año y medio, al considerar probado que la habría agredido físicamente y enviado un mensaje de texto amenazante a su teléfono móvil. 

Empero, la juez archivó la denuncia por agresión sexual y maltrato habitual que la joven había interpuesto contra el delantero del Betis y, a la par, ha sobreseído la denuncia por allanamiento de morada, según indicios observados por la Fiscalía. 

En el auto, la juez concede un plazo de tres días a las partes -fiscal, defensa y acusación particular- para que, si lo estiman oportuno, recurran en reforma la resolución ante ese mismo juzgado. El plazo para recurrir en apelación ante la Audiencia Provincial de Sevilla es de cinco días. 

La juez, tras las investigaciones practicadas, considera demostrado que la relación entre ambos era "conflictiva" por ambas partes y estaba caracterizada por actitudes "de control, celos y agresiones". No en vano, fuentes consultadas por este diario refieren peleas anteriores a la que motiva la denuncia en Sevilla Este y en el Polígono Calonge. 

La juez considera acreditadas las agresiones a través de los partes de lesiones aportados a la causa y a las manifestaciones de las amigas de la joven, quienes declararon que observaron que ésta presentaba "marcas" y "lesiones físicas". 

Del mismo modo, considera acreditado que el futbolista canario envió un mensaje de texto a su ex pareja con amenazas hacia ella, algo que incluso reconoció el propio futbolista en la vista previa. 

Sin embargo, la juez archiva las denuncias más graves que pesaban sobre el delantero, por la agresión sexual interpuesta, que se habría producido en un hotel de Sevilla, al no quedar acreditada -las cámaras de vigilancia del establecimiento y la declaración de algunos empleados han sido claves- y también la denuncia por maltrato habitual, ya que los informes emitidos por los equipos de apoyo de violencia de género determinan que "no se ha producido una situación de control o dominio" por parte de Rubén Castro hacia la mujer. Además, no convivían diariamente. 

La joven denunció ante la Jefatura de la Policía en Blas Infante que, sobre las tres de la mañana del día 27 de mayo de 2013, una vez finalizado el partido entre el Betis y el Zaragoza, ambos se encontraban en una discoteca ubicada en la avenida de la Palmera y comenzaron una discusión, en el marco de la cual el futbolista le habría propinado "varios puñetazos y bofetones"

Según su denuncia, en la que aportaba un parte de lesiones, ambos salieron del local y Rubén la obligó a meterse en su coche, llevándola hasta un hotel del Distrito Sur de Sevilla donde supuestamente se habría producido la agresión sexual. Ello motivó que Rubén Castro fuera detenido por la Policía al día siguiente tras finalizar un entrenamiento en la ciudad deportiva. 

Trasladado al Juzgado de Violencia de Género, el futbolista negó las acusaciones en su declaración, tras lo que la juez lo dejó en libertad con cargos y le impuso una orden de alejamiento de 300 metros respecto a la denunciante y la prohibición de comunicarse con la misma por cualquier medio. 

En agosto de ese mismo año, la joven amplió su denuncia y la juez le imputó, además de un delito de agresión sexual, un delito de maltrato habitual -inicialmente, le imputó un delito de agresión sexual y otro genérico de maltrato-. Tras la ampliación, el canario compareció nuevamente ante la juez y negó todos y cada uno de los nuevos hechos denunciados.

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