Copa del rey

Santa Cruz paga la ronda (4-1)

  • El Málaga sentencia el pase a octavos con una goleada cimentada en la segunda mitad. Gran doblete del paraguayo, que está cerca de ser traspasado. Amrabat volvió como se fue.

Santa Cruz, como Dely Valdés, llegó ya mayor y se irá rejuvenecido. Se acostumbró a crecer en el Málaga entre pitos, mañana será muy añorado. Llegó enemistado con el gol, cruzará el charco haciéndolos a porrillo. Como Dely Valdés, goleador, un tipo queridísimo y muy respetado en el vestuario, profesional inigualable. Su doblete abrió el camino a los octavos de final y cerró las dudas que había creado el empate temporal de Helder Postiga. El paraguayo está a punto de ser traspasado al Cruz Azul, para dejar un hueco tremendo en el equipo y en los corazones. Y, como hacen los buenos amigos en los bares, se marchó pagando la última ronda y dejando a sus amigos contentos. 

Pasó el Málaga a octavos a lo grande. Porque venía de la ida con el viento a favor y porque se tomó la sentencia muy en serio. No dejó al Deportivo entrar en una escena dominante. En la segunda parte, cuando los gallegos estaban llamados a arriesgar, tampoco les dio opción, ahí surgió Roque para abrir la lata. Cuando llegó el empate accidental de Helder Postiga, la prórroga eventual, únicamente hicieron falta dos minutos para que Recio devolviera la calma desde la frontal del área. Santa Cruz firmó su doblete cuando el equipo disfrutaba al son de Amrabat y ahí queda el 4-1 para dejar clara la perfecta actitud, con Camacho corriendo desde la cueva para llegar, en el minuto 93, sobre la línea de gol, y saciar el hambre. Tremenda la seriedad del Málaga, que enmarcó la clasificación para la siguiente ronda con otra goleada esta campaña. 

Puede que fuera el último gran servicio de Santa Cruz, quien anda iluminado en la cuestión del remate. Tardó en entrar en calor, pero se transformó en fuego imparable cuando llegó la combustión. Primero se aprovechó del regalo anticipado de Reyes de Lopo, después marcó su enésimo golazo de cabeza, como aquel sonado ante el Oporto; otro doblete como el recordadísimo para batir por primera vez al Real Madrid en la historia del club.

Aunque lo bien que se lo estaba pasando el Málaga en el campo en ese momento de la segunda mitad no dejaba lugar a momentos lacrimógenos, ni siquiera cuando el paraguayo fue sustituido a los 74 minutos. Aparte del resultado, mucha parte de culpa del estado de fruición tuvo su génesis en Amrabat, que volvió a lo grande, como si no se hubiera ido. Desequilibrante como siempre, asistente, potente, desesperando a los rivales. Con la mácula del gol, que se le resistió en dos claros remates, pero decisivo. Justo lo que le faltaba al Deportivo para descomponerse; si el 2-1 de Recio les sentó como un jarro de agua fría, Amrabat percutió como una banda de cuervos dando cuenta de la víctima.

Valió la pena esperar hasta la segunda parte para disfrutar. Porque antes la cosa no salía del tedio. El partido derramaba cloroformo, pero, eso sí, Samu vertió todo su arte. El malagueño se rebeló al tono anodino de la noche con regates de muchísima clase y ganas de descollar. Lo consiguió. Fue el más activo y clarividente de la primera mitad. Sentó a dos rivales con un taconazo, leyó los pocos huecos que había en la zaga del Deportivo. Hay jugadores que detestan no ganar; a Samu le llena de rabia no jugar bien. Un Samu era precisamente lo que le hacía falta al equipo de Víctor Fernández, que planteó descaradamente el partido a llegar al término final del choque con un gol a tiro que le diera el pase, clásica estrategia copera. El Málaga no le dejó. Fue el protagonista. Más horizontal que vertical, pero con la voz cantante. Los gallegos, apenas algún esbozo de contragolpe. El partido habría tenido un espejo entre Ochoa y Lux de no ser porque el meta deportivista se lució ante un cabezazo picado de Santa Cruz a los 26 minutos. El 1-0 aceleró el partido, por suerte. Y en esos escenarios se mueve muy bien el Málaga. La Rosaleda, esta vez no llena, pero con una gran asistencia que hasta multiplicaba por cinco la de otros estadios en esta ronda copera, se lo pasaba en bomba. Así despide 2014, así espera seguir disfrutando 2015. Con o sin Roque Santa Cruz.

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