Sonrisa forzada, oscuras ojeras debajo de los ojos y la mirada fija en el vacío: la decepción por no poder regresar a la Fórmula 1 se dibujó ayer en el rostro del alemán Michael Schumacher, que hasta hace poco se veía otra vez al volante de un Ferrari. Pese a que pasa por el momento "más amargo" de su carrera, el alemán dejó ayer abierta la posibilidad de regresar al circuito más adelante.

"Es comprensible que esté decepcionado", señaló el heptacampeón en la conferencia de prensa celebrada en Ginebra, en la que explicó por qué no pudo culminar su regreso para suplir al accidentado Felipe Massa al volante de un Ferrari. El piloto alemán no ocultó sus sensaciones y señaló estar "triste y frustrado", pues "se ha hecho todo lo que se podía".

El veterano campeón no quiso tampoco olvidarse de sus seguidores: "Un enorme gracias a todos los fans que me han motivado y me han apoyado más de lo que yo hubiera soñado".

Schumacher además consideró "muy justo" el tiempo para preparar su regreso y señalaba como una de las causas no haber podido probar el coche hasta dos días antes de la competición: "Sólo conducir un Fórmula 1 me hubiera dado la información sobre si el regreso era posible o no".

El alemán renunció el martes regresar a la Fórmula 1 tras un trabajo intenso desde el 29 de julio y será el italiano Luca Badoer quien acompañe en Valencia al finlandés Kimi Raikkonen.