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Semana blanca, toma uno

  • Revancha Primer Unicaja-Real Madrid en tres días, éste con vistas a deshacer la igualdad del grupo B y con el ridículo reboteador de la ida en el visor Escaparate Baptist aparece como apuesta y Suárez, como viejo anhelo

Se escriben en trazos de imprevisibilidad las últimas temporadas, herencia en receso de los años dorados que metieron en las vitrinas de Los Guindos sus títulos de mayor caché. Deja de ser noticia que el Unicaja haga cábalas de calculadora para apurar sus opciones de Copa del Rey; también que se desconozca si la noche europea dejará un Carpena mágico o mandará para su casa a miles de enfurecidos seguidores. Hoy el Unicaja vuelve a estar en ese cruce de caminos. Se ha instalado el pesimismo y parece que la senda será empedrada. Pero nadie debe retirar la alfombra antes de tiempo. La incertidumbre también tiene que ver con que esté enfrente el Real Madrid, un mismo semáforo para pedir oxígeno en las tres competiciones en liza en un periodo de sólo tres días.

El sistema cerrado de ACB y Euroliga obliga a continuos enfrentamientos entre los rivales de postín en diversas competiciones, así que se presupone una mentalidad adecuada en ambos bandos para discernir entre el Carpena de Euroliga y la Caja Mágica de ACB (con trampolín o portazo para las opciones de Copa en el caso cajista). Sin embargo, el choque no parte de cero. Tienen una cuenta pendiente los de Aíto, que en el encuentro de ida culminaron el estrépito de su derrota con un ridículo diferencial reboteador: 26 por 54. Eso marca, para estigmatizarte o para darte el poder de la revancha, está por ver. Buena venganza sería enjugar el average particular (-12), especialmente en el grupo más igualado del continente (dos victorias separan al líder y los dos colistas).

Aunque un triunfo a secas ya sería una bendición a tenor de la igualdad reinante. Podría haber sido menos exigente para ambos de no mediar su respectivo traspié con denominador común en Charleroi. Las derrotas de Unicaja y Real Madrid allí les impidieron estar ahora en las posiciones de privilegio. La rebelión de los belgas ha compactado el grupo de tal forma que los cuatro partidos que quedan serán a cara de perro.

Los de Messina también dibujan muchas curvas en su temporada. Respira el italiano por poder darle de nuevo cancha a Carlos Suárez, que vuelve tras su lesión ante el Olympiacos. Guasa para los de Aíto, que soñaron con verlo de verde este verano y ahora lo contemplan por encima incluso de las expectativas. Sí se podrá ver a Billy Baptist, escolta cajista durante un mes.

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