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El Sevilla continúa sin ganar fuera

  • Gran partido de Denis Suárez, al que Emery no supo aprovechar

El Villarreal se impuso por 2-1 al Sevilla en un encuentro en el que tuvo que trabajar a fondo para quedarse con los puntos ante un rival que apretó al final y buscó el empate en los últimos minutos.

Fue un partido sufrido y accidentado en el que el conjunto local fue mejor que el visitante, pero en el que el Sevilla estuvo vivo hasta la última jugada del encuentro, ya que tras el 2-0 acortó diferencias y metió el miedo en el cuerpo de los locales.

La primera parte no tuvo un ritmo alto, ya que más bien ambos equipos quisieron arriesgar poco y esperar sus posibilidades, aunque los locales pusieron más de su parte al tocar el balón y acercarse con peligro a la meta sevillista.

El Sevilla por su parte tenía el guión claro, el que tan buen resultado le ha dado en sus visitas a El Madrigal la temporada pasada, pero los de Unai Emery, sin Banega no tenían una salida clara de balón, por lo que apostaban una vez más por las pelotas largas buscando a Iborra y las contras con Gameiro, Konoplyanka o Vitolo.

Así, a base de esa presión, llegaban los acercamientos y sobre todo los córners y el gol parecía estar más cerca de los amarillos. Fue en una de esas jugadas a los 25 minutos cuando Mario cazó una pelota en el área tras varios rechaces y no perdonó a Sergio Rico.

El gol tranquilizó a los locales y aceleró al Sevilla, que seguía buscando a Iborra con balones al área pero que no llegaba a hacer daño.

Así acabó la primera parte, en unos minutos que el Villarreal no supo salir a la contra, y en el que el equipo de Emery no sabía cómo hacer peligro.

Los segundos 45 minutos tuvieron de todo, aunque el partido seguía sin ritmo. El Villarreal dejaba que su rival dominara para tratar de sorprenderlo con salidas rápidas al contragolpe.

El Sevilla seguía espeso y el Villarreal vivía tranquilo sin sufrir atrás. Además al cuarto de hora, una buena contra de Mario habilitaba a Denis Suárez, que le regalaba el gol a Bakambu con un gran pase de la muerte.

El Sevilla seguía muy lejos de crear problemas, por lo que Emery metió en el campo todo lo que le quedaba y apostaba por Llorente como referencia.

Justo en su primer remate llegaba el gol que reabría el partido y ponía emoción a un choque que parecía sentenciado. Konoplyanka se sacaba una gran jugada por la banda izquierda y ponía un balón perfecto a la cabeza del delantero.

El Sevilla se quedó con diez por la lesión de Gameiro, pero pese a ello dominó a un Villarreal muy cansado e inquietó al graderío de El Madrigal y aunque dispuso de una clara ocasión al final, el marcador no varió.

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