Esta noche se celebra el cuarto encuentro de la otra semifinal que disputan Real Madrid y Valencia, aunque no son los únicos rivales con cosas en juega. El Unicaja está pendiente de lo que ocurra en esta eliminatoria por sus posibles consecuencias en Euroliga. El club malagueño desea un triunfo blanco y su definitivo pase a la final para evitar perder la Licencia A que ahora mismo obra en su poder. Que el Valencia Basket pueda llegar más lejos que el Unicaja en la Liga Endesa dificultaría su conservación, aunque la competición continental aún no se ha postulado oficialmente.

En cualquier caso, el 2-1 a favor de los blancos genera cierta sensación de alivio, a pesar de que el segundo triunfo blanco, en la prórroga y tras triple de Llull, llegó tras polémica. Una canasta de Luke Harangody sobre la bocina pareció darle el triunfo a los taronja, pero finalmente los árbitros la anularon al entender que se había acabado el tiempo de posesión. Después Llull ajustició.

Asimismo, el club valenciano firmó el acta bajo protesta pues inicialmente el estadounidense Marcus Slaughter no estaba inscrito en ella, un error que asumió el comisario de la mesa pero que dio pie a una reclamación cuyos efectos aún no se conocen pero que, salvo sorpresa, parece que no tendrán recorrido.

No obstante, el equipo valenciano ha demostrado hasta ahora en esta serie que es capaz de plantarle cara al Real Madrid, que tiene un presupuesto mucho mayor que el suyo, cuando consigue dominar el ritmo de los partidos desde la defensa.