Málaga-Granada · la previa

Urgencias maquilladas

  • El Málaga, alejado del gol y de las victorias en las últimas semanas, persigue un cambio de chip ante un Granada que llega tocado por sus últimas derrotas. Habrá sano ambiente de derbi en La Rosaleda.

Si el partido fuera un concierto, la crisis previa pondría de los nervios a casi todos. El Málaga, al principio descarado y aún oliendo a nuevo, en apenas unas semanas se ha quedado afónico. A Joaquín Caparrós, que se conoce todos los teatros de España, le han robado los instrumentos al tiempo que los de Javi Gracia se quedaban sin voz. Y con ambas aficiones anhelando el reencuentro de la música del gol en ascuas. Sería un drama casi incontenible si en vez de haberse jugado seis partidos restaran seis. No es el caso, pero el maquillaje no oculta las urgencias de unos y otros.

De hecho, en otros tiempos en los que aficionados de uno y otro bando arrojaban piedras antes y después de los partidos, la tensión se palparía a kilómetros. Por suerte, las nuevas generaciones han convertido la animadversión en cervezas y en cánticos de apoyo al equipo rival al término del choque independientemente del resultado. Se darán la mano Gracia y Caparrós antes y después de los 90 minutos, pero a ver qué cara gasta cada uno en sala de prensa. Existe una leyenda no escrita en el fútbol que ante necesidades de triunfo importantes, el empate llegará para dejar insatisfechos a los dos contendientes.

Al Málaga le golpea más la amnesia de los tres puntos. Tanto esfuerzo le costó sostener los puntos ante el Athletic como pelear luego por más victorias. El plausible paréntesis contra el Barcelona no ha conseguido aplicar una dinámica bajista. Ahí están los jugadores, corriendo entre esa incómoda nebulosa de la falta de gol, la cual conlleva la encrucijada del gol como único remedio. No es partidario de revoluciones el entrenador blanquiazul, aunque se avista un banquillazo para Horta o para Luis Alberto en busca de aire fresco en el juego de ataque. Duda y Amrabat opositan a nuevos imanes del juego ofensivo.

El Granada llega revolcado del Camp Nou (6-0), si bien es la cornada del Levante (0-1) la que le dejó la herida más dolorosa. Eso sí, los equipos de Joaquín Caparrós saben nadar bien en el lodo, y no son precisamente incomodidades las que necesita el Málaga, que en las últimas jornadas sale a disparo en el pie por partido.

Impecables las gradas y dudoso el césped, el hecho de que ambos se enfrenten a equipos de su liga diluye las excusas. El Málaga juega en casa y ese porcentaje ligeramente superior de favoritismo lo tiene que canjear por una actitud sensiblemente mejor que la paseada por Getafe. Gracia quiere una regla de tres anímica inversa: si el subidón por el empate ante el Barcelona derivó en exceso de confianza, el capón por la derrota del Coliseum debe servir como acicate para conectar con las mejores sensaciones del equipo, que no hace tanto que se expusieron tanto en casa como a domicilio.

El gol, el santo grial de siempre, es la música que se espera esta noche por la avenida de Martiricos. La única garantizada por ahora son el himno blanquiazul y los pitos para Iturra, que justo está volviendo a la titularidad en su segundo regreso a la casa que lo vio renacer y que aún no le perdona su mudanza a casi cien kilómetros de la Costa del Sol.

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