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Valcarce se convierte hoy en un hombre de hierro

  • El delegado del Málaga realiza en Klagenfurt (Austria) el Ironman, una de las pruebas deportivas más duras que existen · Tendrá que completar 3,8 kilómetros a nado, 180 en bicicleta y 42,195 en carrera a pie

Sandro y Valcarce colgaron las botas en verano de 2008. Fue el colofón a su segundo ascenso a la élite como blanquiazules. El primero se recicló en la secretaría técnica del club; el lateral se puso el traje de delegado de equipo. El pasado futbolístico es más evidente en el tinerfeño, lo delata su actual complexión física. El de Lanzarote luce hoy un cuerpo más musculado que antes. Y es que, aunque muchos le intentaron convencer de que podía seguir jugando al fútbol a alto nivel, optó por echar el candado al fútbol. Pero no al deporte. "Cuando me retiré tenía claro que tenía que marcarme un objetivo, pero no cualquiera, sino algo exigente", recuerda. Hoy, tras dos años, cumplirá su meta participando en el Ironman, una modalidad del triatlón que resulta de las pruebas deportivas más exigentes que existen.

Completar 3,8 kilómetros a nado, 180 en bicicleta y 42,195 de carrera a pie es el reto que se propone hoy Valcarce en la localidad austriaca de Klagenfurt, uno de los Ironman clasificatorios para el de Hawai, que cada año es sede del campeonato mundial. Lo hará en categoría aficionado y dispuesto a saborear su debut: "Mis sensaciones son buenas, las propias de un novato. Mi planteamiento es acabar la prueba y disfrutarla, no vivir un calvario. Sin querer marcarme un listón, sería feliz si lo hago entre las 10 y las 11 horas, más cerca de las 10 a poder ser [el récord del mundo está en 8:04:08, hay un tope de 17 horas y el promedio para completar las tres modalidades es de 12 horas]".

Fue José Manuel Quero, reputado preparador de triatletas y fiel practicante de dicha disciplina, quien despertó el gusanillo del Ironman en Valcarce cuando éste le comentó que quería practicar algún tipo de deporte de manera concienzuda. "Me gustó, surgió la opción y me puse a entrenar con disciplina", aclara el ex lateral.

Y fue tan en serio su propósito que su vida cambió de manera radical. Haciendo huecos y planes en función de sus labores como delegado del Málaga, la bici, las zapatillas y el bañador se convirtieron en una rutina diaria, especialmente desde hace un año, cuando empezó a preparar de lleno su estreno en uno de los Ironman clasificatorios que se producen al año. Fijó el de Austria por la conveniencia de las fechas, tras acabar una campaña liguera y antes de comenzar la pretemporada de la próxima. El resultado, una disciplina de entre dos y cinco horas al día según el aspecto trabajado, y una dedicación semanal alojada siempre entre las 10 y las 15 horas de sudor.

Suena muy duro, algo que no comparte el malaguista: "Cualquiera que se pusiera a entrenar podría hacerlo. Todo esto me ha servido para darme cuenta de que la capacidad del cuerpo es inmensa. Si tienes fe y sacrificio te puedes plantear cualquier cosa y alcanzar cotas muy exigentes".

Habrá que ver si lo consigue en su estreno. Tiene un espejo en el que mirarse, el de Luis Enrique, otro ex futbolista que ejecutó el sueño que hoy vive Valcarce. El asturiano debutó en 2007 y completó la dura prueba en un tiempo de 10 horas, 19 minutos y 30 segundos; el pasado domingo, en Niza, acabó el tercero. Y ahora sueña con bajar de diez horas. El currículo atleta de Valcarce por ahora sólo cuenta con la participación en la XX Media Maratón Ciudad de Málaga, donde finalizó 361º, pero promete que el de hoy no será su último Ironman. Su gran amigo Arnau ha viajado con él para desearle suerte. Le prometió que estaría con él si era capaz de presentarse. Y ambos cumplieron.

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