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Con aroma a Copa

  • Escalada El Unicaja asciende hasta la séptima plaza y da un paso importantísimo para sellar el billete hacia Vitoria Letal Un parcial de 0-14 al inicio del último cuarto inclinó el partido del lado malagueño

Tras la derrota en Vitoria, parecía muy lejos. Casi imposible. Pero cuatro triunfos consecutivos han permitido que cierto aroma a Copa comience a penetrar por las vías respiratorias del Unicaja, que ya es séptimo. La capital vasca está más cerca. Ya se olfatea. Y todo gracias a un despertar oportuno rubricado ayer con la primera victoria de postín en una plaza ajena de primera. Gerona, guarida del jugador más determinante de la ACB, asistió a la confirmación definitiva del equipo malagueño. Aunque para ello necesitase de tres intentos.

El primero llegó en la primera mitad. Centrado y con los cinco sentidos puestos en el parqué, el Unicaja cuajó unos completos primeros 20 minutos. El pánico que Marc Gasol siembra en los rivales en esta Liga ACB ayudó a ello. La defensa malagueña lo tenía muy estudiado. Atenta al balón, pero siempre con un ojo puesto en el de Sant Boi. Gasol nunca se encontró cómodo. Cada vez que recibía en el poste bajo se veía atrapado en un dos contra uno que le impedía obrar con naturalidad. Una trampa mortal que provocó que el MVP y máximo anotador de la Liga se marchara al descanso con sólo dos puntos tras haber errado los tres tiros de campo que intentó.

A cambio, Ndong, Jiménez, Gabriel y Paulao, sí Paulao, se cargaron prematuramente con dos faltas. El brasileño volvió a tener su oportunidad ante la ausencia de Santiago y demostró, como ya lo hizo ante Bud Eley, que está capacitado para hacerle frente a los grandes centers de la Liga.

Anulada la amenaza Gasol, todo fue más fácil. La seguridad que ofrece atrás la pareja Haislip-Ndong (cinco tapones entre ambos al descanso) permite ser más agresivo en las líneas de pase, asegurar el rebote y poder correr más. Desde el 0-6 con el que el Unicaja se presentó en el partido, la iniciativa y el ritmo fue de los malagueños. La muñeca de Gabriel, otra vez, comenzó a abrir el camino con seis puntos consecutivos en el inicio del segundo cuarto (14-23), ventaja que se vio aumentada hasta los diez puntos (22-32) cinco minutos después. Pero el tramo final del primer tiempo casi dilapida el botín obtenido. Sostenido por un acertado Cvetkovic (18 puntos al descanso), el Akasvayu logró mantener un hilillo de vida, que diría Acebes, y recuperar el pulso tras dos nefastas acciones ofensivas cajistas que le permitieron entrar en el túnel de vestuarios sólo tres puntos abajo (35-38).

La segunda intentona se produjo en el inicio del tercer cuarto. Como en el anterior periodo impar, la salida cajista fue contundente. Triple de Welsch, mate de Ndong y contraataque de Cabezas para volver a poner los diez de ventaja (35-45). Pero el Unicaja volvió a ser demasiado piadoso. Bastaron un dos más uno de Vroman, un triple de San Emeterio y algunos errores ofensivos para que los locales volviesen a revivir. El resultado fue un parcial de 15-2 que permitió la primera ventaja gerundense en todo el partido (50-47).

La falta de instinto asesino provocó que de nuevo se le escapara de las manos el Akasvayu. Vivito y coleando. La presa se revolvió y, por momentos, dio la sensación de poder con su enemigo. Pero ahí estuvo la grandeza del Unicaja. Supo mantenerse frío, soportar la embestida catalana y afrontar el cuarto decisivo con opciones. Y ahí dio el zarpazo definitivo. Triple de Popovic, canasta y triple de Welsch, triple de Jiménez y dos más uno de Popovic. Resultado: 0-14 en en tres minutos.

La dentellada cajista fue mortal de necesidad. Llegó a ganar hasta por 16 (67-83). Ya ni el inspirado Cvetkovic ni el despertar de Gasol sirvieron para cortar la hemorragia. Triunfo de categoría. Victoria con sabor a Copa.

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