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La autocrítica como terapia

  • El vestuario cajista reconoce su pobre imagen en las tres últimas derrotas · Barrera dice que el equipo no dio la talla y Jiménez lamenta "la actitud" mostrada "en algunos momentos"

Día de reflexión y propósito de enmienda en el Unicaja. La vuelta al trabajo tras caer con estrépito en Atenas y enlazar la tercera derrota consecutiva fue más allá del trabajo realizado sobre el parqué de la pista anexa del Carpena y el gimnasio. El equipo malagueño se tumbó en el diván y analizó las causas de su hundimiento inesperado. Más allá de cuestiones técnicas y tácticas, también hubo deficiencias en el carácter y la actitud y la plantilla no se escondió a la hora de reconocerlo y hacer autocrítica.

Uno de los pesos pesados del vestuario, Carlos Jiménez, analiza con criterio lo sucedido: "Debemos relativizar un poco las cosas. Antes de empezar esta serie de cuatro partidos fuera estuvimos hablando y éramos conscientes de que podía ocurrir esto. Íbamos a jugar a las canchas de Real Madrid, Olympiacos y Bilbao y sabíamos que eran partidos que podíamos perder y que teníamos que asumirlo, que lo que teníamos que intentar era que, a pesar de perderlos, nos afectara lo menos posible, que no bajáramos los brazos y continuáramos luchando. Quizá no le doy tanta importancia a los resultados como a la actitud que hemos mostrado en algunos momentos durante esos partidos, pero ya está". Le secunda Panchi Barrera, un recién llegado que el miércoles se estrenó en la Euroliga: "Se ha perdido con claridad contra equipos muy buenos y no estuvimos muy finos, ya sea porque había jugadores que volvían de estar lesionados o por lo que fuera, pero está claro que no dimos la talla".

Otros, como Guille Rubio y Saúl Blanco, intentan encontrar una explicación en la combinación de problemas físicos más pistas y rivales complicados. "El equipo está todavía cogiendo ritmo y ha habido bastantes lesiones en un momento concreto. Ha sido como empezar de nuevo, volver a arrancar, y la verdad es que nos ha costado, se ha notado. Además han sido pistas muy difíciles", relata el ala-pívot catalán, al que se une el alero asturiano, quien pese a reconocer que "quizá haya habido un bajón físico" y que "ha habido jugadores tocados" prefiere "no comentar nada" respecto a la paliza encajada el pasado miércoles ante el Olympiacos.

Pero, afortunadamente, no hay demasiado tiempo para lamentos. El calendario concede la oportunidad de resarcirse en el siguiente entrenamiento, en el inminente compromiso. Y es ahí donde el vestuario malagueño encuentra la fórmula para salir a flote. Habla Jiménez: "Lo que tenemos que intentar es aprovechar estos dos días que tenemos para preparar el partido de Manresa y ser conscientes de que tenemos algunos condicionantes pero que eso no nos debe servir de excusa para bajar nuestra actitud. Espero que reaccionemos en el partido de Manresa y seamos conscientes de lo importante que sería después de estas tres derrotas y que eso nos refuerce un poco la confianza para seguir trabajando como lo estábamos haciendo antes de iniciar esta gira".

Rubio aboga por olvidar "estos tres partidos y pensar en positivo, en ganar, que es lo que nos hace falta". "Tampoco es plan de hacernos más daño", añade. Y Barrera ve el choque de mañana como una buena oportunidad para brillar, al fin, lejos de Málaga: "En casa nos sentimos más cómodos pero es algo que hay que corregir porque esta liga es muy dura y no hay que dejar escapar partidos que después pueden ser muy importantes".

Fue un día duro, pero ha habido conjura y se quiere regresar al Carpena con una victoria. Saúl Blanco tranquiliza a la afición: "Ayer [por el jueves] les vi cansados después de la paliza del viaje, pero hoy [por ayer] la vuelta al trabajo ha sido fantástica. Creo que está superado".

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