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En carnaval, tridentes y tridentes

  • El trío Messi-Neymar-Luis Suárez impulsa al Barça a registros propios del equipazo que modeló Guardiola Simeone, en cambio, falla al alinear a Torres con Mandzukic y Griezmann

Es carnaval. Tiempo de pelucas. Y de tridentes. También en la Liga, donde hasta el mismísimo Simeone se dejó llevar por el desenfreno -es lo que tiene hacerle cuatro al eterno rival- y lució su particular tridente en Balaídos: Torres, Mandzukic y Griezmann. Quedó un Atlético irreconocible, disfrazado y sin gracia ninguna. Renunciar a las señas de identidad suele traer malas noticias. El campeón de Liga perdió su fortaleza en la sala de máquinas -añora a su verdadero corazón, Koke-, Simeone apostó esta vez al todo o nada en su línea delantera y ganó la banca.

Tanto ruido, tantas loas justas a los colchoneros por su exhibición en el derbi y nueve días después el globo se ha desinflado casi por completo: a 7 puntos del vecino y a 6 del Barcelona. Una distancia considerable por el hecho de que tienen que fallar dos, no uno.

Después de que el Almería comparezca en el Vicente Calderón este fin de semana, el Atlético afronta la salida a Sevilla y la visita del Valencia, dos citas que se antojan claves para que sigan sintiéndose aspirantes a revalidar el título de Liga. Dentro de tres jornadas, es posible que el estudiado mensaje de Simeone -"nuestros rivales son el Valencia y el Sevilla"- se cargue de veracidad. A ver el proverbial carácter competitivo de su tropa.

El tridente más caro del mundo lo exhibe el Barcelona. Y con él ya empieza a dar miedo. El equipo de Luis Enrique sigue viéndole la matrícula al Madrid pero muy de cerca, a un solo punto, y con las sensaciones más positivas que por el Bernabéu. Nada tiene que ver el guión con el que se pergeñaba hasta la ya recurrente noche de Anoeta. Aquella derrota del Barça ante la Real (1-0) evitó que desbancara del liderato al Madrid, que un día antes había perdido en Mestalla.

Y desde ese partido, que desató las desavenencias entre Luis Enrique y Messi y puso contra las cuerdas al entrenador ante el siempre agitado entorno barcelonista, el Barça ha sido otro. Tanto, que ha igualado a aquel imponente equipo que modeló Guardiola en el año del triplete (2008-09) con 11 victorias consecutivas en partidos oficiales.

Desde esa tormentosa noche en San Sebastián, 26 goles en los seis triunfos seguidos -4,33 de media- en el campeonato, que no le han dado el primer puesto porque la derrota del Madrid con el Atleti se palió con la victoria ante el Sevilla en partido aplazado.

Y si el Barça es otro, lo es por Messi ante todo -ha marcado en las seis últimas jornadas-, pues juega como lo que es. Y eso es definitivo. Pero también va a galope tendido porque los cracks que completan la delantera van a su rebufo. En esta racha de triunfos, cada vez que Luis Suárez ha marcado, lo han hecho también Messi y Neymar: ante el Atlético, el Athletic y el Levante. Si el Atlético perdió su esencia en Vigo, la esencia de este nuevo Barça es su poder rematador. Por eso, no renuncia a dar un paso atrás si es necesario, a tener menos la pelota y matar con espacios.

¿Y el tridente blanco? Sigue siendo el más letal. Suman 50 goles en la Liga (Cristiano 28, Benzema 12, Bale 10) por los 47 del Barça (Messi 26, Neymar 17, Luis Suárez 4), pero su rendimiento se ha frenado por el bloqueo del portugués. El 20 de enero trascendió su ruptura con la modelo Irina Shayk. Cuatro días después fue expulsado en Córdoba, regresó para ser una sombra de sí mismo en el Calderón antes de darlo todo en su cumpleaños y tampoco brilló ante Deportivo. No marca desde el 18 de enero en Getafe. ¿Casualidad?

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