La lesión de Nané en Melilla fue un varapalo. Para el propio futbolista, que puede estar unos cinco meses de baja, y para Manel Ruano, puesto que el cordobés ha sido incorporado este verano para reforzar la delantera. Así que el club no tiene dudas en que hay que hacer un esfuerzo por traer a un delantero para suplir su ausencia. Y lo hará.

La maquinaria ya se ha puesto en marcha. Y además con todas las consecuencias. Los dirigentes invertirán una partida en el delantero. Para asegurar el tiro lo máximo posible y porque a estas alturas el mercado prácticamente obliga a ello. Las plantillas están hechas y los jugadores que quedan libres no terminan de ofrecer las garantías suficientes. El Málaga quiere para su filial a un atacante joven, con proyección, que pueda dar rendimiento desde el primer día y que esté ahora mismo activo en Segunda B o Tercera División. Y eso obliga a rascarse el bolsillo.

De momento, se trabaja con calma pero sin prisa. Ya han llegado ofrecimientos a las oficinas, aunque ni los dirigentes ni Manel Ruano tienen intención de conformarse con la primera opción que entre en los parámetros manejados. Se necesita un atacante que marque la diferencia, que era lo que se esperaba que hiciera Nané, así que el Atlético Malagueño será exigente con este fichaje.