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"No os confundáis, el bueno es el otro"

  • Cuando Helder sorprendía en la pretemporada, Torrentegui ya vaticinó que el brasileño sería mejor

"No os confundáis, el bueno es el otro". El ojo clínico de Torron no falló. Se celebraba un debate entre periodistas en el hotel Antequera Golf, donde dio sus primeros pasos el proyecto del Muñiz entrenador y director deportivo. El Málaga había fichado a Helder, un central corpulento e imponente del Boavista que impresionaba en cada entrenamiento. Había quórum entre los periodistas allí desplazados. Sin embargo, el masajista asturiano lo tuvo claro desde el primer momento. "Tiene las fibras muy finas, esas piernas tan delgadas engañan. Va a sorprender", predijo con acierto Torrontegui.

Ciertamente, mientras las lesiones dejaron en paz a Helder, conformaron un tándem tremendo en Segunda División. Pero al luso le faltó continuidad por su desordenada vida. Pagó los excesos culinarios y moverse en horarios prohibidos para el futbolista. Helder Rosario llegó a venir en su tercer verano con diez kilos de peso por encima de su estándar. Aquella famosa frase, "me he pasado el verano de barbacoa en barbacoa", le costó caro. Económicamente, por las multas reiteradas que recibió, y porque ya no levantó más cabeza. Las roturas fibrilares lo masacraron. Weligton, en cambio, siempre ha sido un ejemplo de cuidado físico y en las mediciones de grasa. Ahora hasta está por debajo de su peso ideal. Los que le llevan tratando las piernas siete años le vaticinan una larga carrera. Si cumple su actual contrato con las prórrogas incluidas, tendrá casi 40 años. Helder, en cambio, decidió retirarse hace unas semanas, con 33, tras dos temporadas prácticamente en blanco.

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