6 de junio de 2009. El Cajasur Córdoba acudía a su cita con la historia. Entre sus manos, la oportunidad de convertirse en el primer club andaluz en proclamarse campeón de División de Honor, la máxima categoría del fútbol sala nacional. Por delante, el Mainfer Zaragoza, último obstáculo para las cordobesas. Y 40 minutos después, el éxtasis victorioso de un conjunto que integra a una malagueña, Lorena Muñoz. "Todo ha pasado tan rápido que todavía no me lo creo. Aún no somos conscientes de lo que hemos conseguido en el fútbol sala. Estamos en la historia y, a nivel de Córdoba, somos el único equipo que ha conseguido lo máximo en su máxima categoría. Es alegría, emoción y orgullo. Todo lo que diga se queda corto, es algo que tienes que vivir", comenta una exultante Muñoz, una de las guardametas del Cajasur, que se ha en el acontecimiento deportivo en Córdoba durante estos días.

No obstante, para hacerse con el título el cuadro granate tuvo que sufrir, pues fue a falta de 16 segundos para la conclusión cuando se decidió el encuentro. "El partido fue de infarto. Nos fuimos al descanso con una renta de 2-0, pero lo que nos esperaba en la segunda parte fue un empate. El entrenador optó por jugar con portera-jugadora y funcionó. Nos hicimos la victoria con un golazo de tacón de Isa", narra la malacitana, confiada en el triunfo final: "Estábamos seguras de que si hacíamos lo que veníamos haciendo durante toda la liga y sin nervios, lo íbamos a conseguir".

Con el trofeo de campeonas bajo el brazo, es la hora del balance. "La temporada ha sido muy buena, exceptuando la decepción copera en casa. En liga no hemos perdonado. No todos los clubes con sólo cuatro años en la máxima categoría han conseguido lo que nosotras hemos hecho", asegura Muñoz, también feliz por su aportación personal: "Este año no he disfrutado de tantos minutos como en campañas anteriores, pero estoy contenta, porque he aprendido mucho de mis compañeras y entrenadores, en especial de mi compañera en la portería Sarah. Cada año me propongo mejorar a nivel personal y uno de mis retos es vestir la camiseta de la selección española".

Muñoz, que comenzó a dar patadas a un balón en edad escolar, mira ahora hacia el horizonte, todavía indefinido: "No sé qué va a pasar. Me han llegado varias ofertas de otros equipos, pero me gustaría primero escuchar a mi equipo actual antes de decidir nada. Lo que sí sé es que esté en el equipo que esté voy a seguir luchando por mi reto personal".

Para la guardameta podría darse el caso de regresar a casa y militar en las filas del Campillos, recién ascendido a División de Honor. "Está claro que me lo pensaría. Es un equipo que conozco muy bien. Seguro que se enfrenta a la categoría con muchas ganas. La verdad es que estoy muy contenta de que, por fin, un equipo malagueño haya conseguido subir al mejor campeonato liguero", señala Muñoz.

Pese al título nacional, las condiciones que viven las jugadoras del Cajasur no son comparables a las de otros deportistas. La costasoleña se reivindica. "Pese a jugar al más alto nivel, soy estudiante. Desgraciadamente, para las profesionales como nosotras los salarios no son comparables a los de las ligas masculinas y nos tenemos que dedicar a otra cosa. Me parece muy injusta esta situación y me gustaría que se apoyase más al deporte femenino", sentencia.