Deportes

Un cordón umbilical de Durban a Larios

  • Cerca de un millar de seguidores ya invadían el corazón de Málaga nada más acabar el encuentro

No sólo la alfombra del Festival de Cine es capaz de poner roja la calle Larios. El cabezazo eterno de Puyol, el pitido final en el Moses Mabhida de Durban, la historia nacional reescrita, tejieron un cordón umbilical entre Sudáfrica y Málaga. Aunque con episodios expansivos en todos los barrios, la calle nodriza de la ciudad se tiñó de rojo, el color de moda, para cantarle al mundo "yo soy español". Sólo unos minutos después de la gran gesta de la selección, Málaga ya estaba tirada en las calles para festejar.

La estatua del Marqués de Larios fue testigo de cómo una riada de banderas nacionales, de caras pintadas de rojigualda movidas al son de vuvuzelas malagueñas, fueron bajando desde los bares donde muchos malagueños se habían concentrado a ver el partido de semifinales hacia la conexión con la Alameda Principal. En poco tiempo cerca de un millar de paisanos ya estaban botando, cantando y celebrando el 0-1 ante los alemanes.

Antes de que los descapotables y ciclomotores se pasearan ondeando sus enseñas, la policía tomó posiciones para evitar problemas ante tanta aglomeración. Entonces los fervorosos seguidores toreaban a los coches o se tiraban a la carretera para cantar cuando el semáforo se ponía en verde. La noche fue larga, sobre todo en la calle Larios, donde no paraban de escucharse bocinas y tambores. Hasta los guiris se aliaron con la roja y disfrutaron con los petardos y pequeños cohetes lanzados al cielo. Eso sí, sobraron algunos vándalos que causaron daños en varios expositores.

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