Unicaja · regal barcelona

La cuesta abajo no se acaba nunca (53-70)

  • El Barcelona vuelve a demostrar las carencias de un Unicaja impotente y superado. No se irá a la Copa salvo un accidente o carambola impensable con el sentido común.

Vaya por delante que si el Unicaja no va a la Copa del Rey no es por la derrota de ayer. Es lo más normal del mundo que el mejor equipo del continente venza en cualquier pista de Europa. Se perdió en Alicante o Bilbao, ante el Estudiantes o ante el Power. Las derrotas crecen y el Unicaja está por primera vez en la temporada en balance negativo (7-8).

Sí se podría disertar sobre el cómo se cayó. Venció el Barcelona en el Carpena (53-70) con la suficiencia que lo hace su equipo de fútbol, ése que genera las comparaciones con la bicéfala Liga escocesa. Apenas le alcanzó a hacerle cosquillas el Unicaja al gigante azulgrana. Impensable en épocas no tan lejanas. Hace cinco años perdía una mañana el equipo azulgrana por 28 puntos en el Carpena. Entrenaba Sergio Scariolo. Ayer estaba en el palco sentado al lado de Bozidar Maljkovic. Departían constantemente el seleccionador español y el esloveno. Curiosa estampa.

Disertar sobre el partido es relatar la insultante superioridad azulgrana, la impotencia del Unicaja por anotar una canasta. El récord negativo de anotación en casa (50 puntos, la mítica noche ante el Prokom) estuvo en el alambre, se evitó con un arreón final en el último cuarto, hasta donde se llegó anotando casi un punto por minuto. Una falta de ideas alarmante. Es cierto que enfrente está la mejor defensa, no sólo el mejor equipo, de Europa. Pero el mismo, todos ellos, estuvo en un tris de perder la semana pasada en Bilbao, rival de similar fuste a este Unicaja. Cero ideas. Berni aportó algo de frescura, pero no duró mucho en pista.

Fue un trámite, casi la certificación de que no hay Copa del Rey, tampoco este año. El casi es un matiz, acaso una licencia, porque las matemáticas dicen que no se puede proclamar que no hay viaje a la capital, a expensas de lo que ocurra hoy en los partidos. Pero el sentido común dice que no, que a Madrid tampoco se irá, como tampoco se fue a Bilbao. Y el público, lógico, se enfada. Y se pierde la ilusión. Y la Caja se lleva un berrinche porque ve que se va desmoronando un proyecto que fue de referencia y en el que invierte mucho dinero y esfuerzos.

El Barcelona fue administrando el ritmo del encuentro desde el inicio. Tardó tres minutos en anotar un punto el Unicaja, cuatro minutos en meterla en juego, tiempo que tardó Freeland en recibir una bola en condiciones. Cuesta comprender por qué no tiene más protagonismo. Ayer sí dispuso de 18 tiros de dos y ocho libres. Pero en muchas ocasiones fabricándose él mismo la canasta. Con pocos balones en el poste bajo. Aíto le probó como cuatro también, como hace puntualmente. Las parejas de pívots azulgranas, torres todos, permitía ese argucia táctica que al técnico parece gustarle para determinados partidos, en función del rival.

Aguantó el primer tirón (6-15) del Barcelona al final del primer cuarto (12-15) el Unicaja. Reactivó al equipo Berni Rodríguez, que parece haber caído puntos en la escala de valoración de Aíto en el último mes. No sobra inteligencia baloncestística en el equipo y el capitán la tiene, aunque tenga días mejores o peores en el tiro. Golpeó Ndong, al que no le falta motivación al medirse al Unicaja, con seis puntos consecutivos. Y cogió la batuta la deliciosa mano de Juan Carlos Navarro, que en apenas cuatro minutos concentró todo lo mejor de su repertorio para sumar 13 puntos. Triple, parada y tiro, un gancho con la izquierda, cayéndose... Ese muestrario que le hace convertirse en un jugador de leyenda al que el tiempo entronizará, ya lo es, como un Top 5 de jugadores españoles en la historia. Así, su equipo llegó a los 14 de renta (19-33). Triples finales de Berni y Blakney dejaron el marcador (28-36) en una diferencia menor. Durante nueve minutos apenas anotó Tripkovic siete puntos.

Poco a poco, con la precisión de una máquina ajustada pero con capacidad de rendir a mayor nivel, el Barcelona extendió su renta a los 18 puntos (35-53). Navarro se enfadaba cuando llevaba 21 puntos y un triple se le salía de dentro. Tenía hambre, estaba claro. Y no necesita reivindicarse.

Cuando amagaba una tormenta de rayos y truenos, el Unicaja atenuó el marcador. Liderado por Freeland, el hombre de más talento y proyección de este equipo, aunque se le sigan reprochando sus carencias. Será cuestión de optimizar sus fabulosas cualidades. Demostró rabia, que le dolía. Y se enfrentó a la batería inmensa de pívots rivales para coleccionar 20 puntos y 10 rebotes y comprimir el marcador a 10 puntos (50-60). Puro espejismo. La Copa es ya un oasis lejano que quizá sirva para engañar a alguien. No a la mayoría.

Árbitros: Redondo, Bultó y Sánchez Montserrat. Sin eliminados. incidencias: Palacio de los Deportes José María Martín Carpena. 15ª jornada de la Liga ACB. 11.000 espectadores en las gradas.

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