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Nada de dramas

  • El Málaga quiere evitar problemas mayores ante un Valladolid que se agarra a este partido para creer en la permanencia La Rosaleda se llenará para alentar a los suyos

Una final sin final, porque nada acabará a las seis de la tarde. Si acaso se soltará un suspiro de verdadero alivio o las manos acudirán a la cabeza para palpar cierta preocupación ante el ennegrecido horizonte que se presentará por delante si el resultado no es favorable a los malaguistas. La Rosaleda acogerá un nuevo lleno para alentar a los suyos en un día de vital importancia para el objetivo de la salvación.

Llega el Valladolid de Javi Guerra y Juan Ignacio Martínez con la soga al cuello. El duelo ante los malaguistas les ha abierto una ventana hacia la esperanza. Recuperan a Óscar para la causa. El mediapunta forzará y se infiltrará para poder estar en el once inicial y conformar la mejor pareja atacante de la que dispone el conjunto blanquivioleta. Junto al ariete veleño, ambos serán los hombres a tener en cuenta de un equipo con problemas de todos los tipos y colores.

Por si fuera poco, el técnico vallisoletano también llega en el alambre, e incluso podría ser destituido si sale derrotado de Martiricos. Schuster no está en esa tesitura, pero tampoco cuenta con el apoyo popular necesario para aguantar el drama de una derrota ante un rival directo y en casa. El clima de teórica tranquilidad que se vive dentro y fuera del club podría estallar por los aires si se cae a los puestos de descenso y toca dormir en el infierno durante los próximos quince días.

La amenaza de dos semanas rodeados de llamaradas y tensión dan más importancia aún al encuentro de hoy ante el Valladolid. Tres puntos separan a ambos conjuntos y el average se mantiene abierto tras el 2-2 de la primera vuelta.

Para esta particular batalla, Schuster cuenta con casi todo su ejército disponible. Las bajas de Eliseu por lesión y de Weligton, que no está al cien por cien, son las únicas para el técnico alemán. Todo ello con la consabida ausencia de un Pedro Morales camino de una nueva aventura tras ser sentenciado por el preparador malaguista.

Gámez, ya recuperado totalmente de sus molestias, seguirá en el lateral, mientras que Flavio podría volver al once en detrimento de un Angeleri que no termina de cuajar como central en esta segunda parte del campeonato. Sergio Sánchez y Antunes, ambos apercibidos, completarán la defensa salvo sorpresa de última hora.

La medular es innegociable para Tissone y Camacho. El ya centenario malaguista y el argentino serán los encargados de gobernar el eje del encuentro. Rossi y Víctor Rueda serán sus parejas de baile, aunque deberán estar muy atentos de la movilidad de Oscar entre líneas. Frenar esas diagonales puede resultar determinante para el devenir del encuentro, pues ahí reside gran parte de la peligrosidad de este Valladolid, exceptuando claro las acciones a balón parado, en las que el Málaga ha demostrado ser una auténtica lotería.

Las variantes en ataque sí abren un abanico más interesante para el técnico. Samu fue titular en Almería, aunque Iakovenko tiene serias opciones de volver al once inicial. Duda y Amrabat parecen intocables, pese al regreso de Portillo a la convocatoria. Arriba, Santa Cruz es el ariete que cuenta con más confianza por parte del entrenador y repetirá titularidad una vez recuperado de todos sus problemas físicos.

Que el paraguayo recupere el olfato goleador será decisivo para poder sumar tres puntos de una importancia supina. Contando con el average y con los tres que tiene de colchón el Málaga, un partido de siete puntos para saltar hacia el vacío o hacia la salvación.

90 minutos decisivos en los que el equipo de Schuster debe dar un paso al frente. Con La Rosaleda a reventar, no se concibe un nuevo tropiezo. Nada de dramas, por favor.

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