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"No echo de menos el fútbol, esto me encanta"

  • Ahora que tiene un respiro, Sandro repasa su ajetreada nueva labor en el Málaga, que empezó en el mismo momento en que fue presentado y no paró hasta el intenso último día del mercado de fichajes

"Esperen que llame a mantenimiento chicos, que soy un desastre y he perdido la llave del despacho", es el recibimiento de Sandro. Con todo arreglado, tiene lugar la entrada a su nuevo mundo. Pleno vacío. Ricardo Rodríguez está en Asturias de vacaciones y Antonio Benítez da vueltas por las oficinas. Sandro se sienta y lo primero que hace es poner Canal Plus Fútbol. Ni siquiera mira qué partido están dando, es la inercia. Barba recortada, un polo oscuro y vaqueros raídos. En media hora recorre su nuevo rol. Disfruta haciéndolo y bromea. La mirada es profunda y se sienta como en la sala de prensa, arrimándose al interlocutor. Y parece sincero cuando explica que no añora jugar al fútbol.

-Aquí no hay césped, no lleva botas de fútbol, las dimensiones son pequeñas… ¿Cómo lleva la adaptación a este terreno de juego?

-Bien. Mira que los futbolistas estamos acostumbrados a hacer deporte al aire libre y el fútbol siempre será mi pasión, pero esto me gusta muchísimo. Aún no echo el fútbol de menos, aunque sí veo los entrenamientos de los chicos.

-Igual aún no ha digerido el cambio, porque desde que fue nombrado hasta que el lunes acabó el plazo de fichajes no ha parado.

-Sí, sí, han sido horas y horas de llamadas, de ver partidos y de tener reuniones. Son sensaciones nuevas y uno siempre se alegra de ello en lo laboral y en lo personal. Me siento muy realizado, porque dejar el fútbol no es fácil. Pero yo, por mi manera de ser, dije ya está y acepté esta opción que me dieron. Me quería quedar en el Málaga y vivir aquí, así que soy feliz.

-Es un privilegiado. El salto al vacío que supone dejar el fútbol no lo va a acusar usted porque seguirá muy ligado a esto.

-Claro. Este es un puesto de mucha responsabilidad. No te sientes deportista entre comillas, porque siempre lo serás, pero lo ves desde la barrera. Todo el mundo piensa que es fácil venir aquí, pero hacer una plantilla con todos los estamentos del club tiene muchas horas y complicaciones, pero, bueno, me gusta. Igual que sabía cuál era mi responsabilidad cuando jugaba al fútbol, también sé cuál es ahora.

-¿Cómo es un día en su nueva vida en la dirección deportiva?

-Irá por épocas. Evidentemente, si te cuento desde el primer día que entré hasta el 1 de septiembre, fue de locos. Son muchas llamadas y yo era una persona de hablar poco por teléfono. Y llegar el primer día y que te esté llamando todo el mundo, jugadores, representantes, el mismo presi, Ricardo... Al principio llegaba a casa tras estar todo el día entre estas cuatro paredes y necesitaba agua, una ducha fría… Necesitaba airearme. Llegas aquí a las 9:30 o por ahí, no tienes un horario definido, pero sí son muchas horas de fútbol.

-Decía Fernando Sanz que hablaba más con Muñiz que con su mujer, ¿usted habla más con Ricardo que con su novia?

-Con Ricardo sí. Mi novia le cogía el teléfono y decía "¿otra vez?" [risas]. Pero nos llevamos fenomenal. Congeniamos en todo y nos hemos ayudado muchísimo, porque para él también es nuevo, como para mí. El club nos ha dado confianza, el técnico también, así que estamos haciendo las cosas con muchísima responsabilidad y con muchísimas ganas.

-¿Qué tal ese binomio con Antonio Benítez?

-Antonio Benítez, al que nosotros llamamos el míster, es un hombre que lleva toda la vida en el fútbol, que nos da su manera de pensar y ver el fútbol y es una ayuda increíble tanto para Ricardo como para mí. Cuando tenemos que hacer algo nos reunimos los tres o vemos las cosas y normalmente estamos de acuerdo.

-¿Qué es lo bueno de este trabajo que no tuviera el de futbolista?

-No son distintos, no se puede diferenciar. Esto es lo que has hecho toda tu vida, es único. Me siento un privilegiado, porque lo que hago ahora lo hago basándome en lo que he hecho toda mi vida, que es fútbol. Igual que me sentía privilegiado como futbolista, el que el club me haya dado la oportunidad de seguir vinculado al equipo donde más feliz me han hecho sentir, donde he dado mis mejores años, es un orgullo y una satisfacción. Es verdad. Cuando ves que se acerca tu fin como futbolista, que uno nunca quiere retirarse… Pero yo lo tenía claro, ¿eh? Yo sabía que de aquí no me iba a ir, me diesen o no la posibilidad de seguir en el club.

-Todos sabemos que Ricardo es un enfermo del fútbol. ¿A usted lo ha enganchado? ¿Le deja poner otros canales que no sean fútbol?

-Lo que le pasa a Ricardo es que es entrenador, así que así analiza él el fútbol, pero a mí lo que me gusta es ver partidos. Te lo puede decir mi novia, yo llegue a la hora que llegue en mi casa siempre está el 8 [se refiere al dial de Canal Plus Fútbol, donde continuamente emiten encuentros]. Evidentemente, luego tengo que negociar con ella (risas). Ricardo analiza más a los futbolistas y yo conozco a muchísimos.

-Con esos parámetros, su complementación parece ideal.

-Nos compenetramos muy bien. Desde el principio cualquiera que te llamaba te decía alguna cosa y ambos sabíamos quién era, pero luego él lo analizaba todo mucho más. Es fácil trabajar con él y tenerlo al lado.

-El trabajo llega a convertirse en otra familia. Teniendo cerca a Fernando Sanz, Valcarce o Dely Valdés, entre otros, se supone que trabajará más feliz.

-Sí, somos un grupo. Y cuando digo grupo me refiero al club, las oficinas, las chicas, José Luis [Ruiz], Mochón, los que estamos a diario, el presidente, que muchas veces no está pero está en todos lados, Luis Yáñez... Hay un buen rollo, que es de lo que se trata, porque si no sería imposible. Es el camino. Hemos puesto una piedra importante para el club y la ciudad como es el ascenso y luego hay que asentarlo. En eso estamos. Tenemos nuestras limitaciones, pero también muchas ganas y mucha fe en el equipo por cómo se están haciendo las cosas.

-El presidente cambió las botas por el despacho de forma drástica. Usted no tanto, sigue haciendo bromas y con un trato igual a sus ex compañeros.

-Yo soy amigo de Fernando de toda la vida y siempre le llamé presidente. Es una figura que hay que respetar, es el que manda. Pero Fernando es una persona con la que se puede hablar perfectamente de todo y sabe diferenciar la amistad de lo profesional y yo también. A día de hoy yo he cambiado porque sé lo que puedo dar como trabajador del club y lo que puedo ayudar tanto aquí como a los chicos. Hasta hace dos meses era futbolista y tengo muchos amigos aquí. Aparte de los que se han quedado y han venido, con muchos he coincidido y, si no, somos amigos de amigos. Sigo entrando en el vestuario y teniendo las mismas bromas con ellos.

-¿El vestuario es lo que más echa de menos?

-Sí, lo echo de menos, pero como futbolista nunca me ha gustado mirar al pasado, sí al presente y al futuro. Tomé la decisión con mi familia. Fernando me dio la posibilidad de estar aquí y, aunque todo el mundo pensaba que estaba loco, yo tenía claro que si no seguía jugando aquí no lo haría en otro lado, no quería vestir otra camiseta. Estoy muy orgulloso de lo que he hecho y de lo que se está haciendo porque creemos firmemente en este equipo.

-La vida del futbolista es corta; en el puesto que ocupa tiene mucha proyección. ¿Se ve muchos años haciendo esto?

-Sí, me encanta. ¡Como toda la vida me ha apasionado y he visto tantos partidos! Aunque eso no quiera decir que sepa. La secretaría técnica no significa sólo ver partidos, tienes que hablar con muchísima gente, estar informado, ver jugadores... No es tan fácil. Son muchísimas horas pensando.

-¿Es muy ingrato el trato con los agentes que rodean al fútbol?

-Yo he vivido la otra cara del fútbol y más ahora que lo acabo de dejar. No te das cuenta de estas cosas antes, pero está hecho así. Sí es cierto que vamos a intentar cambiar eso.

-Las vacaciones de Ricardo le tienen de jefe, pero ¿cuáles serán sus funciones cuando él vuelva y haya pasado la vorágine del verano?

-En principio todavía no se ha hecho eso, sí informes de todos los equipos de Primera y Segunda. También hay gente que trabaja para el club y que está mandándolos y luego los vemos. Ahora mismo todo está organizado. La cantera está funcionando bien y se ha fichado a gente para que la lleve junto a Antonio Benítez, que es un símbolo aquí. Queremos que el equipo siga creciendo año a año.

-¿Qué objetivo personal se plantea en su puesto?

-Mi objetivo es que todo vaya como tiene que ir. Una línea recta en la que todos crezcamos y sepamos llevar al Málaga a donde se merece. Es el fundamento, pero no sólo mío, sino de todo el club. Somos un equipo que tiene que remar hacia el mismo sitio, como así es. Yo antes casi no pisaba las oficinas, por no decir nunca, ahora conozco a todos, hay gente genial y esperemos que pese a las victorias o las derrotas esto funcione como el vestuario antiguo.

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