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A no enfangarse

  • El Málaga puede desembarazarse hoy de un rival directo por la salvación; dejará al Rayo a diez puntos si le vence, aunque se meterá en problemas si cae Schuster pierde hasta cinco titulares

Algo está cambiando en la Liga. De pronto el Atlético es líder, con visos de ser capaz de mantener la pelea al menos unas cuantas jornadas más. Se rompió la bipolaridad, Barcelona y Madrid andan por debajo y el pronóstico es incierto. Abajo está pasando lo que se esperaba por arriba, que la lucha fueran habas contadas. Cuando la igualitaria mediocridad hacía pensar que arrastraría a un buen puñado de conjuntos, todo está cada vez más claro. Calderón se resiste a creerlo, pero el Betis sigue necesitando un milagro; el Rayo, con sólo tres puntos más, va camino de acompañarle en el ascensor. La tercera plaza de descenso sí que es un misterio. El Málaga, que juega hoy en Vallecas, tiene una cita muy seria. Que le puede enfangar en la clasificación o casi descartar a los dos últimos.

La motivación es tremenda e inversamente proporcional a la que tienen los de Paco Jémez. Saben que si ganan no sólo duermen a dos puntos de la permanencia, sino que cursan al Málaga una invitación para el mal rato. De tener a los madrileños a diez puntos o a cuatro media una montaña rusa de sensaciones que durante 90 minutos pondrán a prueba la entereza de unos y otros.

La forma de encararla cambia. En el Rayo contemplan el partido desde su despeño progresivo. Una sola victoria en los últimos ocho partidos confirman una peligrosa hemorragia que incluso amenaza con manchar a Paco Jémez. Intocable en las peores curvas del Rayo desde que se hizo cargo del banquillo, su método valiente y sin complejos ha encontrado esta temporada demasiadas grietas. El único equipo capaz de discutirle la posesión a Barcelona, Real Madrid y Atlético no para de cometer errores imperdonables atrás. 51 goles encajados, casi 2,5 por encuentro; así es imposible mantener la categoría. De ahí las promociones que esta semana han inundado el barrio para llenar el estadio y conseguir tres puntos que le saquen de la UCI.

El Málaga lo ve como un partido de confirmación. Su victoria de la semana pasada fue la que más secuelas positivas le dejó: remontada, ratos de buen juego, ilusionante presentación de Amrabat, la moral de ganarle al vecino de Sevilla, reconciliación con el gol. De nuevo la oportunidad de un punto de inflexión, no para pensar en la zona europea, sino para cabalgar por la zona tranquila de la clasificación de una vez por todas y alojar a Schuster y los suyos en la idea de transición que derivó de la salida de los Pellegrini, Isco, Joaquín, Toulalan y cía.

Claro que a las buenas sensaciones hay que restarle la pérdida de hasta cinco habituales del once inicial, todo un ataque a la columna vertebral. Jesús Gámez, Weligton, Tissone, Duda y Santa Cruz, los escudos más sólidos y dos de las mejores espadas, todos ellos en el dique seco.

Así que, más que un once inédito, en Vallecas habrá un equipo que habrá pasado por cirugía. Amrabat se hizo acreedor a un escaño de lujo en la medular, pero es que tanto Iakovenko como Pablo Pérez pueden acompañarle para componer una sala de máquinas nueva, ese nuevo aire pretendido con los fichajes de invierno. Todo apunta a que Schuster no le dará la alternativa desde el inicio a Pablo Pérez para que Pedro Morales herede con la ausencia de Duda el peligro a balón parado, más aún en un estadio como el de los franjirrojos, cuyas dimensiones confieren capital importancia a las jugadas de laboratorio.

Está por ver si Schuster termina de animarse y le da también la titularidad a Rescaldani u opta por la continuidad de Juanmi. El Hamdaoui seguirá con minutos de progresión en la segunda mitad y Darder le dará otro aire al equipo en el inicio de jugada supliendo al griposo Tissone junto a Camacho.

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